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La región destaca por desarrollo agropecuario y la explotación minera, pero tiene relevancia nacional por ser el principal puerto para el comercio con Venezuela
Encontrémonos en las Regiones, la iniciativa convocada por el Canal RCN, RCN Radio y el diario La República llegó al nororiente del país. En plena frontera con Venezuela, allí se ubica Norte de Santander, un departamento estratégico para el comercio exterior colombiano y que es un termómetro natural de las dinámicas económicas binacionales.
Su capital, Cúcuta, es una de las principales ciudades fronterizas de América Latina, históricamente marcada por el intercambio comercial, la migración y la informalidad derivada de la movilidad permanente entre ambos países. Se trata de un departamento que aporta 1,6% del PIB de Colombia a la luz de los datos más recientes del Dane.
De hecho es el décimo departamento de mayor crecimiento del PIB durante los últimos 20 años, pasando de menos de $8 billones a mover casi $16 billones en la región (un repunte de 95% durante las dos últimas décadas). Aún así enfrenta varios retos si se tiene en cuenta que el promedio nacional del PIB per cápita de Colombia es de $32,3 millones, pero en esta región del país es de $16 millones.

En gran medida, su desarrollo es jalonado por el aporte de casi 3% en el Producto Interno Bruto agrícola nacional y de más de 1% de la explotación de minas y canteras (siendo estas dos como sus actividades primarias). En cuanto a las actividades secundarias de Norte de Santander, el Dane registra que el departamento aporta casi 3% de la producción nacional de materiales de construcción y casi 1% de las manufacturas.
La actividad productiva de Norte de Santander cerró 2024 con un desempeño moderado, marcado por una caída de 1,6% de su PIB, frente al crecimiento nacional de 1,7%, según cifras del Dane. Entre 2010 y 2024, el departamento registró tasas de crecimiento variables, con picos de expansión en 2018 (4,4%) y caídas pronunciadas en 2015 (-1,8%) y 2020 (-7,5% por el efecto de la pandemia). Aunque en 2021 el rebote postpandemia alcanzó 7,3%, desde allí el ritmo de recuperación ha sido limitado.
En el Índice Departamental de Competitividad, Norte de Santander figura de 14 entre las 33 regiones estudiadas (32 departamentos y Bogotá), su posición en el ranking se debe, según explicaron los investigadores de la Universidad del Rosario, a que se trata de una zona que compite con su actividad comercial lo que ha generado un impacto positivo en el costo de vida de sus habitantes. Aunque uno de los lunares está en que mantiene una de las tasas de informalidad más altas del país (61,4% contra el nivel de 55% del total nacional), "en gran medida porque Cúcuta es la principal ciudad receptora de migrantes venezolanos que se suman al desafío laboral general" dice el reporte de la U. del Rosario. El dato más reciente (julio de 2025) indicó que 274.000 personas de quienes viven en la ciudad están bajo el trabajo informal, y el último año viene de subir casi dos puntos porcentuales.
Aún así, la competitividad departamental de Norte de Santander, pese a sus desafíos, también deja ver noticias positivas, "Cúcuta su capital tiene avances incluso superiores en materia de costo de vida por encima de varias ciudades de Colombia", dice el reporte del Índice. Y en efecto, al revisar los datos de inflación de Cúcuta, en primer lugar, mientras en septiembre el IPC nacional fue de 5,18%, el de los cucuteños llegó a 4,7%. La inflación de alojamiento y servicios públicos fue de 3,7% inferior al 4,8% general de Colombia; mientras el IPC de salud nacional llegó a casi 6% en Cúcuta fue 4,6%.
En materia laboral, el departamento presentó una tasa de desempleo de 12,8% en 2024, una de las más altas del país; y en el dato más reciente, el de agosto, la desocupación ya se ubica en 11,5%, pero se mantiene por encima del promedio nacional de 8,6%.
En Cúcuta y su Área Metropolitana, la tasa de desempleo bajó a 10,3% en agosto pasado, de las 788.000 personas en edad de trabajar, 498.000, mientras que 52.000 no tienen alguna ocupación.
Norte de Santander es la principal conexión entre Colombia y Venezuela, lo cual, históricamente ha servido para ver el tránsito de mercancías. Así que los cierres con ese país, o la libre ruta comercial aportan al desarrollo económico de la región.
En 2024, entre Colombia y Venezuela se movieron más de US$1.138 millones, y 54% del comercio entre los dos países pasó por Cúcuta, según la Cámara Colombo Venezolana.
Precisamente, la capital norte santandereana, tiene el Puente Internacional Simón Bolívar y el Puente Internacional Francisco de Paula Santander, que conectan con la ciudad venezolana de Ureña.
“Por eso es que Norte de Santander es una región que se basa en su producción, pero también en el papel que juega para el comercio binacional, es el eje clave de las importaciones y exportaciones en ambos países que poco a poco intentan llegar a su máximo potencial y que por las relaciones volátiles ha tenido efectos en la migración y la informalidad del departamento y de Cúcuta”, explicó Sara Carbonell, analista de comercio internacional.
La situación de conflicto en Norte de Santander sigue siendo uno de los mayores obstáculos para el desarrollo de la región. En el Catatumbo, los enfrentamientos entre el ELN y las disidencias del Frente 33 de las Farc han dejado un panorama humanitario “alarmante”.
Según la ONU (Ocha), 91.879 personas han sido afectadas, más de 50.000 desplazadas hacia Cúcuta, Tibú y Ocaña, alojadas en refugios temporales, hoteles y comunidades de acogida. Los combates han generado asesinatos y destrucción de infraestructura, aumentando la inseguridad.
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