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Vivienda VIS
Entre 2004 y 2022 se licenciaron 722.058 unidades de vivienda en Bogotá, de las cuales 50% corresponden viviendas de interés social
La investigación “¿A quién le llega la vivienda de interés social en Bogotá? Periodo 2004-2019” reveló que la oferta de VIS está llegando a hogares que no son objetivo de esa política, la cual busca garantizar el acceso a una vivienda digna, a través de planes y sistemas de financiamiento de largo plazo.
"A pesar de los esfuerzos gubernamentales, la VIS no está llegando a las familias que más la necesitan. Del total de viviendas licenciadas en Bogotá entre 2004 y 2019, solo 11% fueron adquiridas mediante subsidios, mientras que el restante 89% fueron compradas por familias con capacidad de endeudamiento o de inversionistas que las adquieren en el mercado, lo cual refleja una profunda ineficacia en las políticas públicas para garantizar el acceso de las familias más necesitadas", dijo Irma Arias Ruiz, arquitecta magíster en Gobierno Urbano del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia, Unal, autora del informe.
Entre 2004 y 2022 se licenciaron 722.058 unidades de vivienda en Bogotá, de las cuales 50% corresponde a VIS, pero al examinar la relación con los subsidios asignados, se ve que la mayoría de estas viviendas no fueron adquiridas por familias de bajos ingresos, sino por sectores de clase media, o como propiedades secundarias para inversión.
La investigadora señala que esto se da porque el acceso a esta compra está determinado por la capacidad de endeudamiento de los compradores, lo que automáticamente excluye a quienes más lo necesitan. Además de la desventaja en el sistema bancario, señala que hay dificultad para acceder al mismo subsidio.
"El trámite para acceder a un subsidio es dispendioso y exige requisitos que muchas familias vulnerables no pueden cumplir, como un contrato formal y prestaciones sociales. Aunque el subsidio debería ser la herramienta clave para facilitarles a las familias de menores ingresos acceder a una vivienda, en la práctica está lejos de cumplir con esta función”, agregó.
Esto lo que indica es que el subsidio está diseñado para quienes ya tienen estabilidad económica, y deja por fuera a quienes no cuentan con ingresos formales. Por otro lado, se señala que como está diseñado el sistema, se privilegia la vivienda de interés prioritario, VIP, pero esta tipología solo representa 4,4% de las unidades licenciadas.
Otro factor negativo es la distribución geográfica, al concentrarse en zonas como Ciudad Bolívar. “Aunque la producción de VIS se está dando en varias localidades, el acceso mediante subsidios está concentrado en las zonas más vulnerables, perpetuando la segregación social y limitando las posibilidades de integración urbana”, afirma la investigadora.
La autora presentó modificaciones entra las que se incluyen revisar y actualizar los criterios de asignación de subsidios, para que sean asequibles para las familias más vulnerables, incluso aquellas sin ingresos formales, luego está implementar un sistema de monitoreo y evaluación de las políticas de vivienda para verificar que realmente beneficien a los que más lo necesitan.
Otra propuesta es "garantizar la dignidad de la VIS, ampliando su tamaño y características para que se adapte a las necesidades de las familias, especialmente aquellas de cinco o más miembros", ya que actualmente la oferta de las constructoras es de viviendas de entre 30 m2 y 40m2 para las unidades que cuestan hasta 150 salarios mínimos.
La última es promover una mayor articulación entre los sectores público y privado, con regulaciones claras que prioricen el acceso equitativo a la VIS.
"El desafío más importante es garantizar la efectividad de las políticas de VIS, asegurando que cumplan con su propósito original: ofrecer una vivienda digna a las familias de menores ingresos. Es urgente replantear las estrategias actuales; de lo contrario, el derecho a una vivienda digna seguirá siendo un privilegio para unos pocos, en vez de ser una realidad para todos", concluyó Arias Ruiz.
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