Aunque parezca un mal chiste, aún hay quienes cuestionan que la Capital de la República necesita un metro con urgencia y auguran toda suerte de fatalidades que se interpondrán en el camino de los constructores y alcaldes, como si se tratara de un invento futurista que Colombia no pudiera permitirse.
Las empresas responsables -dos españolas y una colombiana- del estudio de ingeniería, que por fin arrancó esta semana, ya hicieron trabajos similares para los metros de Madrid, Sevilla y San Sebastián, y no parecen temerle al reto bogotano.
¿Usted cree que la capital de un país moderno, con más de siete millones de habitantes, es viable sin metro?
Creo que no. De hecho, hay poquísimas ciudades en el mundo de más de siete millones de habitantes que no tengan metro.
Algunos piensan que el Transmilenio puede ser la única y mejor solución.
La red de Transmilenio está bien, pero está saturada. Hacen falta medios de transporte que sean capaces de transportar más pasajeros a la hora.
Hay quienes opinan que será casi imposible hacer el estudio porque ustedes no saben lo que encontrarán. Supongo que pasa también en otras ciudades.
Por supuesto. Me decían (en una entrevista) que podíamos tener problemas porque no estaban todas las redes de servicios públicos en los planos, por el desorden con el que había crecido Bogotá. Pero cualquier ciudad europea ha crecido desordenadamente desde los romanos. Bogotá no es distinta a Madrid.
Otro comentario es que aquí los terrenos son diferentes. Pero tampoco debe ser la única ciudad con lagos enterrados, suelos blandos…
No es la única, pero además existe la tecnología para construir el metro en distintos suelos. En el mundo se han hecho bastantes túneles en terrenos parecidos e incluso peores. En Hong Kong se construyó por debajo del mar.
Luego no existe una barrera insalvable que impida que Bogotá tenga un metro como cualquier otra ciudad.
No, claro que no.
A estas alturas del paseo, ¿a qué le teme más: a encontrarse con un accidente geográfico complejo o las “ías”?
Yo en eso creo que no tengo ningún problema. Tenemos un contrato y nosotros lo vamos a cumplir al pie de la letra. Entonces las “ías” a mí no me preocupan.
Ustedes harán el estudio técnico del subsuelo y luego, si el trazado debe cambiar, ¿ya no es responsabilidad suya?
Sí, sí lo es. Nosotros vamos a estudiar el trazado existente y, por supuesto, puede haber cambios pequeños que iremos proponiendo al IDU.
Un pequeño cambio puede suponer interrumpir años la construcción
Intentaremos que no.
¿Van a traer españoles para el estudio o habrá colombianos?
Claro que habrá. Dentro del consorcio hay una empresa colombiana, y va a trabajar igual que nosotros. Además, Euroestudios (mi compañía) lleva en Colombia casi 15 años y la mayoría de sus ingenieros son colombianos. Españoles sólo vendrán los que son super especialistas en metros, porque en Colombia nunca se han hecho metros subterráneos.
Y si no fuera subterráneo, no solucionaría el problema de congestión.
Por donde va a ir, no lo solucionaría. Y subterráneo permite adicionar una línea más de transporte que no tiene ninguna interferencia con los otros medios, con lo cual habitualmente es puntual y no le afecta a nadie. Y por superficie se puede seguir haciendo Transmilenios, tranvías o lo que se quiera.
Será la primera línea, de 27 kms. Madrid tiene como 350 kilómetros para tres millones y medio de habitantes ¿Cree que viviremos para ver algo así en Bogotá?
En Madrid el metro se empezó a construir hace siglo y pico; una red no se construye en unos años. Hay que empezar por una línea y también hay que tener en cuenta que cuesta mucho dinero hacerlo y que hay que ser realista.
El anterior alcalde, que está detenido, intentó hacer el metro pero no le dejaron. Ahora parece ser que los planetas se alinearon a favor del metro, aunque Petro está inmerso en una crisis política, y puede ser un obstáculo.
Una cosa son los obstáculos técnicos, que es de lo que yo sé. Los políticos, no sé cuáles son ni soy el más indicado para contestarle a eso, primero por falta de conocimiento y segundo porque no es mi misión en absoluto.
