El Big Data e innovación para lograr un turismo más competitivo

Madrid, la capital española, acoge la mayor feria de turismo de Iberoamérica. Es un punto de encuentro muy importante para los líderes de esta industria y además de tener la sede de la Organización Mundial de Turismo (OMT) es un epicentro de las novedades y de las tendencias mundiales. Desde que Colombia puso al turismo dentro de sus prioridades de promoción, la feria de Fitur ha sido vital en su estrategia de imagen, contactos y divulgación.

Previo a la feria, la OMT organiza seminarios, encuentros, talleres, conferencias, exposiciones o tertulias para conversar sobre los temas de actualidad y uno de los que se ha vuelto fundamental es debatir en torno a la importancia del Big Data, de la inteligencia artificial, del desarrollo digital, con la premisa de que quien no se actualiza quedará afuera del mercado, o al menos sufrirá mayores dificultades.

La OMT me invitó a comentar la visión latinoamericana sobre el tema con delegados de todos los continentes. La primera e inevitable conclusión es que, para avanzar en turismo, los procesos de transformación digital deben ser integrales y liderados desde el gobierno para que todos los actores de la industria, tanto públicos como privados, estén en la misma página y los esfuerzos den frutos en corto plazo dados los rápidos cambios que se dan en el comportamiento de los viajeros.

Para mediados de este año se calcula que la clase media será más de la mitad de la población mundial y será más demandante en materia turística, teniendo además millennials (y comienzan a incorporarse los de la generación Z) que son viajeros con mayor capacidad y disposición de gasto en turismo, más sencillos en sus conceptos, pero más complejos en sus gustos, y con necesidad de tener toda la experiencia a la mano, diferente, más barata, y con dispositivo inteligente en la mano.

Esta disrupción obliga a toda la industria a adaptarse y está cambiando la forma en que se establecen las políticas para el turismo y la manera como se hacen los negocios.

En esa medida, el papel del Gobierno sigue siendo el del principal actor para impulsar el crecimiento del turismo articulando todos los sectores que participan en él para que la experiencia del viajero sea exitosa.

Sandra Carvao, jefe de Inteligencia de Mercados y Competitividad de la OMT, explicó que desde la organización están trabajando para que el tema del turismo esté en la agenda de los alcaldes e integrar su estrategia con la del sector privado, con una agenda integral que incluya, por ejemplo, los temas de movilidad, cultura, sostenibilidad y uso del suelo para garantizar una gestión eficaz del destino. Y es que el turismo impacta al menos 31 sectores de la economía de un país, y cada día hay nuevas herramientas y tecnologías disponibles para hacer más fácil y accesible viajar.

También lo comentó Sergio Guerrero, director de Conocimiento e Innovación de Turismo de Portugal, cuando señaló que los consumidores y destinos están cambiando y que para ello el uso proactivo del big data para conocer en tiempo real lo que pasa en un destino y anticipar el comportamiento del viajero hará más eficiente el uso de los recursos y garantiza un mejor retorno de la inversión que se hace en promoción.

El conocimiento de la red, la cantidad de información que pueda tener a disposición y altas dosis de innovación son claves para la competitividad del sector.

Para esto, los Gobiernos deben estar preparados. Ofrecer y actualizar sus políticas para estar acorde con las demandas de viajeros, la necesidad de ofrecer un turismo sostenible y nuevos modelos de negocios, que complementen los servicios tradicionales y que compitan en un campo de juego equilibrado y con reglas claras para todas las partes.

Los destinos inteligentes usan la tecnología para establecer políticas que ayuden a mitigar los efectos negativos de un turismo masivo. La tecnología -comentó Carvao-, puede ayudar mucho a tener una idea del uso del suelo y la distribución de los viajeros y así tomar decisiones más correctas. Con el big data se puede ver la concentración de personas en un mismo lugar y promover que visiten nuevas partes de la ciudad, por ejemplo.

Aquí advierto una paradoja muy interesante. Empresas emergentes que encarnen modelos tecnológicos e innovadores y disruptivos, pero que simultáneamente tengan la capacidad de adoptar mecanismos de economía circular, cuyo principio es no desechar el material que tradicionalmente se consideraba “sobrante” cuando se utilizan insumos para la producción.

Aplicada al turismo, esa simbiosis entre tecnología, innovación y economía circular implica que no podemos desechar el ‘know how’, lo ya construido, sino ponerlo al servicio de modelos más operativos y eficientes. No podríamos, en ese sentido, pronosticar el final de las agencias de viajes, sino aprovechar los insumos que les ofrecen las nuevas tecnologías en beneficio de su productividad.

Entender esa relación es importante y esclarecedor. El turismo es uno de los sectores donde es más fácil percibir los cambios tecnológicos porque tiene alcance global y afecta todos los eslabones de la cadena, desde la planificación, hasta la valoración de la experiencia.