Aplazar los TLC, una discusión sobre la mesa

“Fedegán nunca ha estado en contra de los TLC”, señala Lafaurie pues -dice- los considera “un imperativo de la globalización y una gran oportunidad, siempre y cuando no se conviertan en tratados ‘embudo’”.

La referencia la hace en cuanto a la manera como se dan las importaciones al país, versus las pocas o nulas oportunidades para las exportaciones colombianas.

“Han pasado 11 años desde que se empezó a negociar el TLC con Estados Unidos, y desde entonces los gremios hemos pedido con insistencia medidas para adecuar la infraestructura rural y avanzar en la reconversión productiva”, señala el dirigente gremial y cita los documentos Conpes, las leyes, los decretos y las promesas que dice han dado pocos resultados. Y agrega “en el sector ganadero, la Agenda Interna para la admisibilidad sanitaria se convirtió en cantaleta para el Gobierno, sin que a pesar de ello se vean los resultados”.

“Me pueden tildar de alarmista y apocalíptico, pero las cifras no mienten -enfatizó Lafaurie-“, y de inmediato presenta varias cifras con las que señala que la balanza comercial del país ya fue deficitaria en US$315 millones en los dos primeros meses, y la cual manifiesta puede llegar a los US$2.000 millones al cierre de 2014.

“El próximo 15 de mayo se completarán dos años de vigencia del TLC con Estados Unidos, y pasamos de tener un saldo positivo superior a los US$9.000 millones en 2011, a uno inferior a los US$3.000 millones en 2013”, enfatizó el dirigente ganadero y agrega que “el déficit comercial con Mercosur fue de US$2.123 y con México de US$4.436 millones, mientras que con la Unión Europea ya se registra una tendencia a la baja”.

Otro de los aspectos a los que hace referencia el presidente de Fedegán es la revaluación, de la que dice tampoco ayuda a los TLC y recuerda que en 2003 la tasa de cambio se sostenía en un promedio cercano a los $3.000 por dólar, mientras la actual no logra estabilizarse en los $2.000.

En la carta Lafaurie aprovecha para cuestionar de nuevo la seguridad, de la cual dice “hemos dado pasos atrás”, y añade críticas a la infraestructura del país que -manifiesta- no difiere mucho de la de 2003. “Se están tratando de terminar las dobles calzadas que se iniciaron en la época, pero la red terciaria sigue igual o peor”.

“La promesa de control al costo de los insumos sigue incumplida, el crédito agropecuario insuficiente y a espaldas de la realidad productiva, y la situación en educación, salud y vivienda no presenta modificaciones sustanciales”, añade.

Y en duro cuestionamiento a los diálogos de paz el dirigente señala que “Tuvo que surtirse un proceso de negociación con un grupo narcoterrorista para que el Gobierno se ocupara de lo que nunca quiso concertar con los gremios: el Desarrollo Rural Integral, y en ese sí se puede con interlocutores equivocados, entre otros acuerdos secretos, se cubrió a la propiedad privada de la tierra con un manto de inseguridad jurídica que, literalmente, ha espantado a la inversión privada que se requiere con urgencia”.

El reporte entregado por el presidente de Fedegan habla del riesgo que corren cerca de 300.000 ganaderos cuyo campo de acción es el de la leche.

“Si el Gobierno como institución -no esté en particular- no hizo lo que tenía que hacer, entonces la suspensión de esa carrera entre competidores desiguales surge como un imperativo social y ético para el Gobierno”, concluye el representante del gremio ganadero quien aclara que la suspensión que están reclamando no es “una renegociación, sino la suspensión temporal de los procesos de desgravación, para que el sector productivo pueda acelerar los procesos de reconversión y el próximo Gobierno tenga una última oportunidad de cumplir los compromisos históricos con el campo”.

Y en caso de no ser posible, concluye el dirigente gremial, “habrá que multiplicar recursos y redoblar esfuerzos para hacer competitivo al sector agropecuario en el menor tiempo posible, y salvar así al campo de un verdadero desastre social”.