Al llegar al Congreso de Tesorería de Asobancaria, lo primero que pidió el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas (1962), fue que le bajaran al aire acondicionado para gastar menos energía ante la crisis del fenómeno de El Niño. Además, en medio de su intervención, el ministro recibió una llamada inesperada: era la directora del FMI, Christine Lagarde (1956). Todo esto, un día después de que Cárdenas le ratificara su apoyo.