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La piscicultura en Latinoamérica en general ha vivido un crecimiento importante desde hace años. Incluso se ha determinado es la región que más crece a nivel mundial en producción.
“La acuicultura es el sector de la producción de alimentos de origen animal con un crecimiento más rápido, y por primera vez puede suministrar la mitad de todo el pescado consumido en el mundo”, señaló en su momento el responsable de Pesca y Acuicultura de la Oficina Regional de la FAO, Jorge González de la Rocha.
Latinoamérica produce más pescado del que consume, por lo que se hacen campañas para ir desplazando el consumo de carnes rojas hacia el pescado. Se destaca especialmente Chile que es el segundo productor mundial de salmón cultivado y aporta el 31%. Además, es el séptimo productor mundial de pescado para consumo humano, con un crecimiento del 9,8% en el último año. Como consecuencia del rápido crecimiento de la producción de salmón en Chile, durante la última década en América Latina y el Caribe el grupo de especies que más se produce es el de los salmónidos, por delante de los camarones. Otro país de la región como Argentina aún está en proceso de desarrollo y en particular la región del Nordeste (NEA) es una de las que más expectativas despierta por la variedad de especies y áreas naturales para la implementación de proyectos. El crecimiento no fue tan acelerado en los últimos años por el buen momento de la actividad agrícola que se beneficia con atractivos precios internacionales de los productos primarios. A fines del 2012, la producción acuícola nacional, movida esencialmente por la piscicultura, osciló las 3.500 toneladas en promedio, aunque con respecto a años anteriores aumentó el número de productores de pequeña y mediana escala, especialmente ligados a la actividad agrícola o “agro-acuicultura”.
Investigadores del Instituto de Ictiología de la Universidad Nacional del Nordeste, sostienen que la región NEA cuenta con potencial piscícola como para constituirse en una importante cuenca a nivel nacional e internacional. Señalan en ese sentido que un desarrollo de la piscicultura favorecería por un lado descomprimir la presión sobre el recurso natural y a la vez transformarse en una actividad económica rentable y con proyección a futuro.
Y en Colombia, la pesca marítima se realiza a lo largo de 3.000 km de sus litorales costeros, además de los 988.000 km2 correspondientes a la Zona Económica Exclusiva (ZEE), incluyendo lo correspondiente al Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con sus cayos anexos. Acá hay todo tipo de pesca: industrial, artesanal y de subsistencia, basada en la captura de peces tipo atunes, pequeños y medianos pelágicos y otros de tipo demersal, junto con crustáceos. En cuanto a pesca continental es artesanal y de subsistencia, y está dirigida a la extracción de especies ornamentales y de consumo (principalmente bagres, characidos y cíclidos), en los ríos principales tipo Río Magdalena, afluentes y sus planicies inundables.
La acuicultura, aunque sea de baja, mediana y gran escala, se inició en la década de los 80s y sustenta su crecimiento con el camarón de cultivo a nivel marino, y fundamentalmente, con tilapias, cachama y trucha a nivel continental; Aunque el crecimiento ha sido rápido en la actividad aun hay mucho espacio.
Nordeste argentino tiene grandes oportunidades
Según el último Censo de Productores realizado por la Dirección Nacional de Acuicultura (Argentina), la producción en el año 2012 en el NEA superó las 480 toneladas, a pesar que Chaco y Formosa bajaron su producción respecto al 2011 por efectos residuales de una prolongada sequía. Corrientes cuenta con más de 330 hectáreas dedicadas a la piscicultura, Formosa casi 170 hectáreas, entre otras.
