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Pequeñas historias de grandes exportaciones

sábado, 12 de julio de 2014
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María Claudia Lacouture

En temas económicos, el uso de cifras es recurrente. Por ejemplo en 2013, haciendo referencia al comercio exterior, alrededor de 6.660 empresas colombianas, en su mayoría pequeñas y medianas, exportaron sus productos y servicios al mundo.

Los datos sirven para delinear el mapa cuantitativo de la base exportadora del país en un periodo de tiempo específico, pero no son suficientes para entender lo que realmente significan los exportadores para una economía.

Por eso hay que analizar cada exportación como una historia humana exitosa.

Hoy, por ejemplo, se vende tilapia roja del Huila en Estados Unidos, un proceso que implica una logística compleja, ya sea por el transporte, el empaque o los trámites requeridos para llegar a un mercado exigente en temas de alimentos como ese. Pero una empresa pequeña, con cultivos en la represa de Betania, lo está haciendo.

Cerca de ahí, en las afueras de Florencia, Caquetá, un grupo de emprendedores de la región se unió para producir y exportar Arawana plateada a Hong Kong, un animal endémico del Amazonas muy apetecido en China como pez ornamental, adonde llegan, perfectamente empacadas en cajas de icopor y bolsas de agua con oxígeno suficiente para 30 horas, por vía área después de un largo viaje.

Son casos que prueban que en un mundo competitivo, como el globalizado de hoy, hay espacio para todo tipo de productos sin importar el tamaño de la empresa o país de procedencia. El emprendimiento es la clave.

En Proexport Colombia conocemos todos los meses empresarios interesados en internacionalizar su negocio porque, gracias a esos casos exitosos de otros, hay cada vez un mayor entendimiento de que exportar disminuye el riesgo de depender exclusivamente de la economía local o de un solo destino, e incrementa las posibilidades de crecimiento.

Algunos exportadores han encontrado aliados estratégicos en empresas extranjeras para reducir costos y mejorar su eficiencia; otras logran vender mayores volúmenes utilizando la capacidad productiva de la compañía y haciendo economías de escala.

La exportación también ha permitido adquirir tecnología y capacidad gerencial, lo que a su vez beneficia la industria nacional, fortaleciéndola y aportando en la generación de empleo.

Una ladrillera de Cúcuta es uno de esos casos. Gracias a sus exportaciones de productos en gres como fachaletas, pisos y enchapes a Panamá, República Dominicana, Curazao y Costa Rica, entre otros, dobló su fuerza laboral.

Otra empresa, de Cali, aumentó 60% su nómina para atender con sus confecciones de ropa y calzado deportivo pedidos para marcas como Nike y New Balance.

La industria nacional también se ha beneficiado gracias a los encadenamientos productivos propiciados por las exportaciones. Son muchos los ejemplos en el sector agroindustrial colombiano. Las materias primas provenientes del campo se incorporan en procesos productivos que generan un mayor valor agregado como en productos de confitería, cuyo insumo base proviene de la caña de azúcar, o frutas como la uchuva y el mango que se procesan en deshidratados que luego son comercializados como snacks saludables en el mercado europeo.

Que sea esta entonces una oportunidad para que sigamos ampliando la base exportadora de Colombia. En la medida en que más empresarios se animen a recorrer el camino del comercio exterior con productos diferentes y de calidad, mejor será el posicionamiento del país como proveedor, y mayor será la prosperidad para todos los colombianos. El próximo caso de éxito puede ser el suyo y para lograrlo, en Proexport somos su aliado.

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