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En esta época de asambleas, cuando todos los miembros de juntas están corriendo con sus informes y documentos, las consideraciones legales deben ser prioridad, no solo para los abogados de las empresas sino para todos los integrantes de la organización.
Pero ¿por qué es tan importante la normatividad?
Sencillo, porque si no se tiene en cuenta la reglamentación legal en la realización de las reuniones de accionistas, simplemente podrían caerse las decisiones tomadas o cualquier miembro de junta podría declararlas improcedentes porque no se cumplieron las reglas.
Son tres básicamente las consideraciones a seguir. La primera se basa en la convocatoria de la asamblea. Esta se rige por el Código de Comercio y los estatutos de cada compañía. Se debe establecer si se hará por escrito y la fecha de notificación.
La segunda se fundamenta en que si se trata de asambleas que obliga la ley, por ejemplo las anuales, deben ponerse a disposición los estados financieros antes de la reunión.
La tercera se basa en la forma de notificación, pues aunque no parezca fundamental, se debe estipular claramente las características de la sociedad, el domicilio, el reglamento interno y demás aspectos para que se lleve a cabo una reunión con total transparencia. Los juristas recomiendan que cuando se envíen las notificaciones se tenga claridad sobre los puntos a tratar y su orden, pues no se puede caer en el error de que se toquen temas diferentes a los pactados con anticipación. Esto porque se han presentado casos en los cuales, las decisiones que se toman en cuanto a temas que no son relacionados en las notificaciones, pueden considerarse improcedentes. Es decir, pueden tener carácter no vinculante y por lo tanto, no se considerarían legales.
Lo que sí es cierto es que todo en las asambleas se rige por los términos legales. Esto es la convocatoria; los derechos de inspección, si se trata de una asamblea ordinaria; representación de las personas que participan; temas a tratar; contenidos; aprobación de actas, etc.
