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Analistas 30/05/2023

Disrupción en los restaurantes

Stephanie Gómez
Co-founder de Bacu
La República Más

El sector de restaurantes mueve anualmente US$250 billones en Latinoamérica según Euromonitor. De hecho, la reactivación económica que se ha venido dando, ha permitido la recuperación de 42.000 locales y generar empleo a más de 90.000 personas. Adicionalmente, de acuerdo a cifras del Banco Central, la inflación que ha variado entre 15% a 27% desde el 2021, demuestra un crecimiento anual del gremio de un 33,9%. Sin embargo, no es un secreto que estas cifras se vieron afectadas por la pandemia y que los restaurantes en Latinoamérica pasaron de tener un promedio de vida de 18 a 16 meses por no tener la capacidad de ajustarse a los cambios que este nuevo momento de la historia nos propone.

La crisis sanitaria, inevitablemente, aceleró un proceso que se venía dando de manera muy mermada en todos los niveles económicos. Hoy, la adopción de nuevas tecnologías y la facultad de generar experiencias que no solo se adapten a las necesidades de los consumidores, sino que logren mejorar el servicio y los tiempos de atención, son la clave para el éxito en la industria.

Aunque este es un sector de constante crecimiento y expansión, que ofrece empleo a miles de personas, es fundamental reimaginar la manera como se lleva a cabo la transformación de la industria para que acoja a más de 2 millones emprendimientos o restaurantes no formalizados en todo Latinoamérica. La innovación debe ser entonces, la hoja de ruta que nos lleve a ofrecer nuevas experiencias a los clientes: desde pedidos en línea, nuevos modelos de pago, hasta aplicaciones móviles personalizadas.

De esta manera, la apuesta que tenemos cuatro emprendedores, que hicimos parte de la empresa de mayor escalabilidad de Latinoamérica, con la propuesta de Bacu, comienza con una oferta gastronómica disponible desde la mañana hasta la noche, pero que además es eficiente en cada uno de los momentos del servicio gracias a la tecnología. Una tecnología, que estamos probando en nuestros puntos para asegurar su utilidad y que, posteriormente nos permitirá empoderar al resto de actores gastronómicos dentro la industria.

Personalmente, soy un fiel creyente de que la digitalización es uno de los caminos para incrementar la eficiencia y la productividad de las operaciones, dado que permite una adecuada gestión de la cadena de suministro y una mayor precisión en la toma de decisiones. Por ejemplo, los restaurantes pueden utilizar tecnologías de análisis de datos para revisar los patrones de consumo de los clientes y ajustar sus menús y ofertas en consecuencia, un aspecto de gran utilidad que ayuda a mantener lo que funciona e identificar aquello que se debe mejorar.

Pero la digitalización por sí sola no conlleva a nada, si no está unida a generar experiencias más cercanas con los comensales y es por eso que reimaginar los fundamentos de los restauranteros implica también fomentar y promover la competencia entre los diferentes actores que lo conforman. Este es un elemento vital en cualquier sector económico, y nosotros no somos la excepción. La competencia entre los diferentes restaurantes y cadenas de comida es lo que impulsa la innovación y el desarrollo continuo en la calidad de los productos y servicios ofrecidos. Además, genera una diversidad de opciones para los consumidores, que se traduce en una mayor variedad de platos y precios para elegir.

En este sentido, es importante ver el mercado como un campo extenso de posibilidades en el que se debe trabajar por generar oportunidades de ocupación para millones de personas, pero también como un espacio en el que hay múltiples aspectos por trabajar para un crecimiento que sea sostenible en el tiempo y, como lo mencioné anteriormente, permita incluir a nuevos actores que tienen propuestas disruptivas, pero que se les ha limitado la capacidad de abrir completamente sus alas, porque la tecnología y la disposición de la industria no es de fácil acceso.

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