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Analistas 16/02/2022

Web 3.0: La oportunidad para la economía de los creadores

Stefan Krautwald
Managing Director Latin Leap
Analista LR

Estamos en 2006, YouTube es un fenómeno, y todos queremos convertirnos en youtubers o seguimos religiosamente a uno. Como dijo Bill Gates en su famoso artículo “Content is King” en 1996, gracias al internet cualquier persona con una computadora y un módem puede crear algo y compartirlo con el mundo.

Esta era del internet se llamó web 2.0, donde a diferencia de la web 1.0, nacieron plataformas que recibían los aportes de los usuarios, tales como My Space, YouTube, Blogger, etc.

Gracias a las posibilidades de la Web 2.0. Hoy en día, hay más de 50 millones de personas que se consideran creadores, 2 millones de los cuales lo hacen profesionalmente (así es, desde YouTubers, Blogger, Podcasts, educadores en línea, artistas, videógrafos, Instagrammers, hasta Twtitchers y, más recientemente, Tiktokers).

Pero mientras la audiencia consumía su contenido y pedíamos más, por detrás había creadores que buscaban formas de poder vivir de su contenido. Algunos lograban crear negocios a partir de su imagen y otros caían en contratos “esclavizadores” con el fin de obtener la inversión suficiente para mejorar su contenido.

Así casi fue el caso del famoso youtuber chileno German Garmendia, quien compartió en una entrevista la ocasión que casi fue engañado para firmar un contrato donde “se iban a llevar todo”.

Hoy en día, 20 años después de que el internet se abriera a los creadores, todavía tenemos dos grandes problemas, la monetización y la propiedad del contenido. Casi el 100% de los ingresos que se genera por el contenido de los creadores, pasa a los bolsillos de las plataformas donde se crea.

En el caso de Spotify, 90% de las regalías de los medios de transmisión de Spotify fueron al 1,4% superior de los músicos; el 1% superior de los presentadores recibió más de la mitad de los ingresos de Twitch; 1% de los podcasts recibidos representaron la mayor parte de los ingresos por publicidad de podcasts. Al igual sucede con plataformas más nuevas como Tik Tok e Instagram donde 100% de las ganancias se la llevan las plataformas.

Una big tech que se salió del molde hace poco es Twitter, quien nunca solía compartir los ingresos con sus creadores hasta que el CEO, Jack Dorsey, vio el poder de la Web 3.0. Y ha anunciado públicamente que descentralizara Twitter, convirtiéndolo en un producto Web 3.0. Además, han convertido a Twitter en una plataforma crypto-friendly que permite transacciones intercontinentales, entre otras funciones que permite a los creadores monetizar su contenido.

La web 2.0 permitió a millones de personas cambiar sus vidas a través de la creación de contenido, pero se quedó en un modelo de negocio basado en publicidad lo que ha dejado de lado a sus creadores. Pero no todo este perdido, ya que con la llegada de la tecnología de la web 3.0, se abre una oportunidad para que los creadores y artistas puedan vivir de su creatividad.

Web 2.0 y los creadores

Una de las debilidades de la Web 2.0 era la dificultad de hacer pagos online, las plataformas no tenían integradas pasarelas de pago, además que generaban desconfianza, por lo que la forma más efectiva de generar ingresos para las compañías se volvió el consumo de publicidad.

Este modelo también definió la forma en que generaban productos las empresas, ya que recopilar datos se volvió una tarea igual de importante que mantener la atención de los usuarios.

El modelo de ingresos tuvo al mismo tiempo un impacto negativo, no solo en cuestiones de privacidad sino en la degeneración del contenido, ya que los creadores se vieron obligados a crear contenido llamativo, que atraiga a una mayor audiencia, lo que conllevo a que se deje a un lado el contenido de nicho y profundo.

Web 3.0 y la propiedad intelectual

Con el paso de los años, los creadores se han vuelto menos pacientes con las plataformas, estos se dieron cuenta del poder que tenían, y han buscado alternativas para poder ser dueños de su contenido y vivir de ello.

Aquí es donde esta tecnología emergente ha llegado con la capacidad de cambiar la balanza de la tabla de poder. Con la Web 3.0 todos son partes de la ecuación además por medio de smart contracts se puede mantener la propiedad, y facilitar las transacciones.

La tecnología de la Web 3.0 puede ayudar a los creadores de tres formas:

1. Protección de la propiedad intelectual
2. Distribución justa de las ganancias
3. La audiencia se vuelve comunidad e inversor

Los NFT y smart contracts

Muchas personas creen que con blockchain la información es “libre”, pero no funciona de esa forma, lo que permite es que por medio de smart contract se pueda asegurar de forma automática, quien, donde, cuándo y cómo se pueda manipular una información.

Los smart contract son un tipo especial de instrucciones que es almacenada en la blockchain. Y que además tiene la capacidad de ejecutar acciones de acuerdo con una serie de parámetros ya programados. Todo esto de forma inmutable, transparente y completamente segura.

La versión Web 2.0 de Internet no está diseñada para la protección de la propiedad del contenido. Cualquiera puede descargar un video de YouTube y robarlo. Es difícil de detectar. Es más, la columna de un periódico podría ser robada fácilmente con copiar y pegar.

Los smart contracts cambian esto, ya que por medio de su tecnología cada pieza de información tiene un identificador que le dice a todos quién posee qué contenido.

Esto reducirá la piratería, ya que los canales de distribución, como Instagram, donde las fotografías se vuelven a publicar y agregan comúnmente sin permiso, no podrán ignorarlo porque el contenido en sí tendrá su propiedad incrustada en su código. De hecho, el CEO de Instagram dijo en diciembre de 2021 que su plataforma definitivamente está explorando activamente las NFT y cómo podemos hacerlas más accesibles para un público más amplio”.

Para los creadores que requieren pagos de regalías, como los músicos, las regalías también se pueden incluir en los Smart contracts. Estos pueden iniciar pagos liberados a cualquier persona que esté preparada para recibir una parte (el compositor, el intérprete, el productor, el editor, el distribuidor, cualquiera que reciba incluso una pequeña fracción de un porcentaje) y garantiza el pago automáticamente.

En Latinoamérica han surgido plataformas con esta filosofía, como es el caso de Mowies, una startup colombiana que permite a creadores monetizar su contenido multimedia, llevarse 90% de las ganancias y donde la audiencia también generar ingresos si comparte la obra. Esto ayuda no solo a llegar a un mayor público, sino que la audiencia se sienta parte de la comunidad.

Distribución más justa de las ganancias

Usualmente el contenido creado se ha hecho de forma colaborativa entre varias partes, pero los sistemas de la web 2.0 no están diseñados para distribuir los beneficios generadores por el contenido entre todos sus creadores. Con la web 3.0 se hace posible distribuir los beneficios entre toda la cadena de colaboración de forma automática. Plataformas como Mirror.xyz con (una versión web 3.0 de Medium) su funcionalidad de “revenue diverse function” lo hacen posible. Por ejemplo: Si una persona crea un “meme“ que fuera utilizado en un artículo, que llegase a generar ganancias la persona propietaria del meme también recibirá parte de ellas

DAO´s y la distribución del poder

Una de las mayores percepciones de los usuarios en internet es que los dueños de las plataformas sociales tienen un excesivo control y poder sobre lo que sucede dentro de ellas.

Esto ha llevado a la creación de las DAOs ( Decentralized Autonomous Organizations) y otros mecanismos para descentralizar plataformas y devolver el poder a la gente.

En las DAO´s, el sistema de gobernanza es definida por los miembros, quienes son los que crean, consumen y valoran el contenido, no hay un dueño absoluto, pero todos los participantes son dueños al mismo tiempo.

Un ejemplo temprano de una plataforma DAO de creadores es SuperRare: es un mercado NFT que distribuye tokens a artistas y coleccionistas en la plataforma, quienes son responsables de curar, administrar la bóveda DAO y futuras direcciones de productos. Otro ejemplo es una DAO naciente en Latinoamérica llamada Babel, una plataforma para compartir información educativa para creadores de contenido hispanos interesados en Web 3.0 encabezada por el peruano Luis Carranza. Entre sus acuerdos, se encuentra que los traductores, redactores y todo aquel que haya aportado en la creación del contenido, por medio de un Smart contracts recibe parte los beneficios que se generen en la plataforma de Babel, con relación a la cantidad y calidad en que aportaron.

La audiencia se vuelve comunidad e inversor

Alguna vez todos fuimos los primeros fans de un artista famoso, ¿Te gustaría haber recibido alguna recompensa por haber sido de los primeros en apoyarlo? Ahora es posible por medio de la tokenización y los NFT.

Los creadores pueden vender NFT´s a su comunidad para recibir una inversión en sus etapas iniciales, y mientras esta persona siga creciendo, sus NFT´s subirán de precio, haciendo que las personas que lo apoyaron en un inicio hayan generado una inversión.

Esto cambia el modelo de donar por altruismo a tus creadores favoritos, a uno donde te conviertes parte de su comunidad y tener acceso a funcionas especiales ya que por medio de los NFT´s y Smart contracts, puedes generar acceso especial a sus dueños para ser los primeros en poder comprar productos de stock limitado o acceder a descuentos especiales.

En enero de 2022, Bad Bunny anunció un concierto en Perú, esto causó un revuelo por conseguir entradas. Ahora imaginemos que hubiera pasado si Bad Bunny hubiera entregado un NFT a sus mayores fans de Spotify e Instagram para que tuvieran acceso a una preventa del concierto. Las personas habrían vendido sus casas para conseguir los NFT.

Startups como MisFans están uniéndose a esta tendencia creando sistemas para los creadores puedan vender sus NFTs de forma fácil.

¿Cómo los creadores de países con economías emergentes pueden beneficiarse en la web 3.0?

Muchos países aún se encuentran excluidos del boom de la economía de los creadores, principalmente economías emergentes como África y algunas partes de Latinoamérica, donde pagos a través de Stripe y PayPal aún no están permitidos, ni son baratos, cosa que muchos damos por sentado a raíz de nuestra posición privilegiada. Pero poder vivir de tu creatividad y tu talento no debería estar definido por tu lugar de nacimiento.

Con la llegada del blockchain y las criptomonedas, recibir pagos internacionales se ha vuelto mucho más fácil y barato, dando oportunidad a que cualquier persona del mundo pueda unirse a la economía de creadores.

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