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Analistas 01/11/2019

Protesta

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

Las protestas en América Latina se están expresando con violencia, generando caos. Su origen está en razones diversas, siendo elemento común la corrupción, la desigualdad y la desconexión de los gobiernos con la gente. Nos encontramos en explosión social. El pueblo manifiesta cansancio generalizado, por su situación política y social. Pues bien, ese descontento ciudadano está teniendo múltiples formas de expresión, a veces incendiarias, a veces democrática.

Para el caso de Cuba y de Venezuela, sus dictaduras han empobrecido al pueblo, que protesta, entre otras formas migrando de sus países, siendo el venezolano uno de los más grandes éxodos de la historia. En Chile, rebosó la copa la subida de 30 pesos en el precio del metro, situación que desbordó al presidente Piñera, habiéndose detectado insatisfacciones mayores, sobre todo en los jóvenes.

En Bolivia la reelección de Evo Morales, con evidencias de fraude, generó ira colectiva. En Ecuador al presidente Lenín Moreno, le tocó retractarse de medidas impopulares, lo que avivó la protesta, a punto de desestabilizar el gobierno. En México los carteles de la droga tienen al gobierno de López Obrador en jaque; el narcotráfico acrecentó la corrupción y la violencia en ese país. En Argentina, la crisis económica hizo que la protesta se expresara en las urnas.

Para el caso colombiano, la democracia ha sido la forma principal de protesta. El resultado de las elecciones regionales refleja insatisfacciones sociales, lo mismo que destaca la popularidad o no de los gobernantes. El discurso anticorrupción caló. El discurso a la independencia también. El país político se aleja de los extremos. La baja popularidad del presidente Duque, se reflejó en la derrota de los candidatos a las principales ciudades del país que apoyaba el partido de gobierno.

En Bogotá, la impopularidad de Peñalosa, aunado al voto de opinión, social, demócrata, a favor de la inclusión, hizo que ganara la propuesta de la coalición centro izquierda, liderada por una mujer trabajadora con su discurso de independencia y anticorrupción. Claudia López, tiene como principales desafíos, que su administración avance en mejora de seguridad, movilidad y temas sociales; lo mismo que en generación de confianza inversionista y estabilidad al sector empresarial, motores de empleo y desarrollo. Otra coalición, también participando Alianza Verde, resultó ganadora en Cali.

Para Medellín, se eligió de manera sorpresiva a Daniel Quintero, ingeniero egresado de universidad pública, quien se desmarcó de los partidos tradicionales, actitud política que le trajo réditos; su desafío es mantener los avances en materia económica y social de la ciudad. La independencia también tuvo eco en las alcaldías de Bucaramanga y Cartagena. Los buenos resultados y la continuada alta popularidad de la administración de Barranquilla hicieron que, con un triunfo gigante, se eligiera a Jaime Pumarejo, de Cambio Radical, como alcalde y a la exalcaldesa Elsa Noguera como gobernadora del Atlántico.

Así pues, el mapa político del país con un viraje hacia la centro izquierda, castigando la impopularidad, construyó un nuevo mapa político, que refleja el futuro de Colombia, en democracia. Los gobiernos locales para tener éxito en su programa deben tener una adecuada articulación con el Gobierno Nacional.

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