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Analistas 04/05/2018

Del ahorro de los colombianos

Sergio Mutis Caballero
Presidente Grupo Valor

La vivienda es activo familiar primordial. La finca raíz es también un apetecido activo patrimonial tanto para las empresas, como para los inversionistas institucionales y rentistas de capital. La propiedad raíz en Colombia siempre se valoriza, es así, como desde los años 30, con excepción del final de la década de los 90, los inmuebles siempre han generado ahorro para sus propietarios, derivado de la valorización.

Pues bien, cuando la vivienda es propia, lo que le ocurre a más de seis millones de hogares colombianos, que representan cerca de 45% del total nacional, se constituye, para la mayoría, su principal ahorro. Cuando la vivienda se paga con crédito, la tasa interna de retorno aumenta y el esfuerzo de la amortización equivale a un ahorro representado en ladrillos. De ahí, la importancia que todos los hogares puedan acceder a crédito hipotecario para vivienda y que esas tasas de interés sean las más bajas del mercado.

El 35% de los colombianos vive en arriendo. Un incentivo mayúsculo para que las personas de los estratos medios y bajos adquieran vivienda, es el subsidio a la tasa de interés otorgado por el Gobierno, lo que ha permitido a los beneficiarios del mismo adquirir vivienda y dejar de pagar renta, destinando el gasto del canon a su ahorro familiar, mediante el pago del crédito hipotecario de su inmueble. Por ello, es perentorio que las tasas de financiación para vivienda sigan bajando, elemento vital para lograr el ahorro.

Ahora bien, cerca de 15 millones de trabajadores colombianos actualmente poseen cuenta de ahorro pensional, en suma $227 billones de pesos a cierre de 2017. Es muy importante el cuidado de este ahorro. Como los Fondos guardan el ahorro para el largo plazo, esta fuente de recursos puede invertirse para financiar actividades de largo plazo, por ejemplo en el sector inmobiliario. Participar en proyectos destinados a renta es una opción muy atractiva. La garantía real es la hipoteca inmobiliaria o los mismos inmuebles que se construyen en cada desarrollo, los que se valorizan.

Por supuesto que la sociedad tiene ahorros patrimoniales en diversos sectores, como por ejemplo, las reservas petroleras, que según anunció del propio Gobierno, alcanzarán para 5,7 años más. A su turno, el sector de la construcción ha venido adquiriendo mayor interés por parte de inversionistas institucionales, que avizoran un crecimiento en este campo, incluyendo en sus portafolios más inversiones en activos inmobiliarios.

Las viviendas de origen informal, que corresponden a más de siete millones de unidades en el país, cerca de la mitad del inventario nacional, no son sujetas de financiación bancaria para los adquirientes, quienes por tal circunstancia, no tienen como capturar ese posible ahorro. Adicional a ello, estas viviendas fomentan el contrabando de materiales de construcción como el acero, que llega de otros países y que en ocasiones no cumple con las condiciones de sismoresistencia, lo cual las hace más proclives a un colapso.

La tasa de referencia del Banco de la Republica, ha bajado de 7,5% en 2016, a 4,2% en 2018, lo que no se ha reflejado en efectiva disminución para el ciudadano de a pie. Si la tasa bancaria baja, el ahorro patrimonial crece, parte de la demanda potencial se transforma en demanda efectiva y el apetito por comprar finca raíz aumenta, lo que jalona tanto el crecimiento económico como el empleo.

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