Salario mínimo y costo laboral unitario

A finales de 2016, tras no haberse logrado un acuerdo en la Comisión Tripartita (gobierno, empresarios y sindicatos), se decretó un reajuste del Salario Mínimo Legal (SML) de 7% para 2017, quedando en $737.700/mes. Ello implica un reajuste de 1,2% real anual, al descontar la elevada inflación de 5,7% del cierre de 2016.

Nótese cómo dicho incremento, mirando los valores de corto plazo, se acerca a lo sugerido por la “fórmula universal”, donde var. % SML = inflación +/- var. % en Productividad Laboral (PL). Ello, por cuenta de: i) los elevados niveles de inflación (ya mencionados), llevando al Banco de la República a perder (por segundo año consecutivo) su rango meta; y ii) una PL (= PIB-real/número de ocupados) cercana a 1% (en línea con lo sugerido por el DNP), descontando expansiones del PIB-real de 1,8% en 2016 y el pobre crecimiento de los ocupados de 0,6% en dicho período (vs. 2,4% en 2015). 

Sin embargo, cabe señalar que dicha estimación de la PL por parte del DNP dista de los reportado por el Conference Board, donde Colombia aparece inclusive con contracciones en la PL de -0,1% (al considerar su tendencia de largo plazo). Con ello, la PL del país continúa estancada frente al promedio global (+1,5%) y magro consuelo resulta que se nos diga “tranquilos” que la PL de América Latina cae a tasas de -1,8%. Esta tendencia descendente en materia de productividad también se evidencia en el indicador de Productividad Total de los Factores (PTF), el cual incluye tanto el efecto del capital como del trabajo. Dicho PTF mostró una pérdida de -1,6% anual durante 2016 (vs. +0,4% anual en 2012-2015).

Dadas estas alzas en los costos laborales de Colombia y su estancamiento en productividad, resulta importante evaluar el desempeño de nuestro Costo Laboral Unitario (CLU). Recordemos que el CLU mide el balance que obtiene la firma al cotejar ese mayor costo laboral con el valor agregado añadido por cada trabajador empleado. Así, el CLU de Colombia se puede aproximar (para el grueso de los trabajadores) como la relación entre el SML en términos reales (deflactando por el IPP) y la PL.  

Al comparar el CLU de Colombia y de Estados Unidos, se observa que, durante 2013-2015, la brecha se redujo al 3%. Ello debido a que el SML real registró incrementos del 0,6% anual durante dicho período, mientras la PL de Colombia lograba expansiones satisfactorias de 2%, gracias a que el PIB-real se expandía a tasas de 4% anual.

Sin embargo, durante el período 2016-2017, dicha brecha ha vuelto a ampliarse en contra de Colombia. Ello debido a que los incrementos del SML real (deflactando por el IPP) del país superaron las ganancias en productividad en cerca de un 3% anual. Así, en 2017, la mano de obra en Colombia resulta con un CLU superior en un 10,3% al de Estados Unidos. Cabe destacar que este cálculo supone que el SML federal de Estados Unidos se mantiene en US$7,25/hora. 

Ahora bien, durante las campañas presidenciales en los Estados Unidos se propuso llegar a incrementar el SML hacia los US$12-US$15/hora, tal como ha venido ocurriendo en algunas ciudades. Si ello llegara a generalizarse, su CLU registraría un incremento cercano al 65%-90% para finales del 2017. El resultado sería que, a nivel de mano de obra básica, la brecha salarial corregiría a favor de Colombia (especialmente si Trump continúa espantando a los latinos). De ser así, lo que ocurriría es una aceleración en la automatización de los procesos más básicos, lo cual ya es una realidad a nivel industrial y cada vez más en el mundo de los servicios, con las contadas excepciones del mundo de la salud.

En síntesis, los incrementos del SML desbordando las ganancias en productividad han sido un hándicap para la competitividad del país durante 2012-2017. Como si fuera poco, la competitividad del país en otros frentes también se ha venido deteriorando. Por ejemplo, el Foro Económico Mundial reportó que Colombia permanece estancada en el puesto 61 entre 138 países (con una calificación de 4,3/7).