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Analistas 26/11/2012

Lecciones en políticas de industrialización desde Asia

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes
La República Más
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Anif ha venido señalando el grave problema de desindustrialización por el cual atraviesa el país debido al auge minero-energético. En efecto, la producción industrial como proporción del PIB ha venido descendiendo del 21.7% en 1980-1985 a tan solo el 13.8% durante 2005-2010. Diversos ejercicios econométricos nos permitieron comprobar que ha ocurrido una prematura desindustrialización en Colombia como resultado de dicho auge en las exportaciones de recursos naturales (petróleo y carbón), afectando negativamente la dinámica de la producción agro-industrial.
 
Esta desindustrialización contrasta con lo ocurrido en diversos países del Sudeste Asiático.  Allí se ha logrado aumentar la relación producción industrial/PIB de un promedio del 20% al 30% durante las últimas tres décadas.  Cabe entonces preguntarse: ¿Qué hicieron dichos países Asiáticos para generar esos dinamismos industriales y colocar ese sector como principal pivote de crecimientos de su PIB-real que ha promediado cifras superiores al 7% anual?
 
Una constante en dicho éxito industrial del Sudeste Asiático ha sido la buena educación. Primero ocurrió a nivel de la escuela primaria y, posteriormente, a nivel complementario tanto en lo vocacional-práctico como a nivel de educación superior; todo por pasos y etapas, pero con un claro norte de capacitación para la competitividad global. Como resultado de ello, países como Corea del Sur, Malasia, Singapur e Indonesia actualmente lideran avances de ingeniería aplicada a procesos del agro y la industria, mientras que América Latina continúa volcada sobre las “humanidades” y con una calidad más bien pobre.
 
Un segundo elemento que explica dicho éxito tiene que ver con el papel del Estado como proveedor de la infraestructura, especialmente la de transporte intermodal (conexión entre puertos-aeropuertos-trenes-vías). A la base de ello están los                                                                                                                              altos niveles de tributación, como reflejo de elevados niveles de ahorro público y privado, cuya contra-partida aparece bajo la forma de inversión productiva.  Por ejemplo, Corea del Sur ha venido invirtiendo en infraestructura de todo tipo, cifras superiores al 7% del PIB por año durante las cuatro últimas décadas.
 
 Por último, tenemos las políticas laborales-salariales, donde los gobiernos han sido cuidadosos en sólo transmitir las ganancias en productividad real, evitando sobrecostos laborales, pero manteniendo un buen poder adquisitivo para una clase media en expansión.  Un requisito clave en todo ello ha sido mantener la inflación baja y estable.  Como resultado de ello, las tasas de desempleo son estructuralmente bajas (4%) y ello se refleja en adecuados equilibrios en la relación Capital/Trabajo y ganancias en productividad multifactorial superiores al 2% anual durante las tres últimas décadas.
 
Así, Corea del Sur, Taiwán y Malasia han impulsados sus economías teniendo como pivotes el agro y la industria, con elevados niveles de competitividad global.  Se trata de economías abiertas al comercio internacional, donde su relación Exportaciones más Importaciones/PIB supera el 100%, mientras que en América Latina el promedio actual no supera el 50% y en el caso de Colombia llega a tan sólo el 35,3%.
 
América Latina y Colombia, en particular, se han quedado en el discurso de la supuesta “innovación tecnológica”. Continuamos soñando con ser productores de talla mundial a nivel industrial, pero, tras décadas de fracaso en la provisión de adecuada educación e infraestructura, ya va siendo hora de solucionar los graves problemas de pobre gerencia Estatal.  Los informes de Porter sobre los atrasos de Colombia a nivel industrial ya han completado 30 años y no se ven las soluciones a mano.  Hemos llegado a la realidad de la implementación de los TLCs con los Estados Unidos (desde mayo-2012) y eventualmente con Europa (desde febrero-2013) y no existe marcha atrás para volver a las andadas de cerrar la economía ante nuestra incompetencia industrial. Ahora se trata de implementar las lecciones exitosas que nos ha mostrado Asia durante décadas, a saber: i) aumentar la calidad de la educación práctica y con énfasis en la ingeniería; ii) acelerar la dotación de infraestructura, especialmente la de transporte intermodal; y iii) adoptar políticas salariales y de contratación laboral más flexibles y competitivas.  Ya estamos en 2012 y pronto en el 2013, como vamos, todo parece indicar que en materia de avances en políticas industriales será otra década perdida para Colombia, tal como bien lo señalaba recientemente el Reporte del Consejo Privado de Competitividad del 2012.

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