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El Dane reportó que el mes de junio registró una inflación de 0,12%, inferior al consenso del mercado (0,20%) y a la cifra observada un año atrás (0,48%). Ello implicó descensos en la inflación anual hacia 3,99% (vs. 4,37% de un mes atrás). De esta manera, se da un relativo parte de tranquilidad en el frente inflacionario, pues es la primera vez desde enero de 2015 (3,82%) que esta se acerca al techo del rango-meta (2%-4%) del Banco de la República (BR), ver gráfico adjunto.
Sin embargo, la inflación subyacente (sin alimentos) no ha estado convergiendo con la velocidad requerida, pues tan solo se redujo de 5,35% a 5,12% anual durante el último mes de junio. Pensar en continuar reduciendo la repo del BR rápidamente de 5,75% hacia 5%, tal como lo da por descontado el grueso del mercado, requeriría que esta inflación “core” rompiera rápidamente la barrera de 5%, lo cual luce difícil.
En este sentido, el BR y su Gerente (en particular) han tomado riesgos inusuales al anunciar un mes atrás que “se comprometían” con reducciones de -100 pbs en la repo, pero sin entrar a condicionarlas a la reducción más acelerada de la inflación “subyacente”. Aquí sería útil que el BR reflexionara sobre la mala experiencia que ha tenido la Fed con su estrategia de “guías futuras” (forward guidance), en momentos de alta incertidumbre. Así, la Fed ha tenido que replantear sus anuncios sobre perspectivas de su repo y alterar sus cronogramas de compresión de su hoja de balance vía menores recompras de papeles financieros.
Como es sabido, las dificultades que experimenta la inflación “subyacente” tienen que ver con choques de costos por cuenta del alza del IVA de 16% a 19% (Ley 1819 de 2016) y por la indexación de precios-salarios (agravados por las concesiones a los repetidos paros). Además, el temporal alivio del menor costo de los importados (pass-through) durante el primer semestre (con una apreciación promedio de -6% anual) podría revertirse durante el segundo semestre, cuando cabe esperar una devaluación promedio cercana a 5% anual (consistente con niveles de TRM del orden de los $3.150/dólar y un Brent más cercano a los US$50/barril que a los US$60/barril).
El descenso de la inflación total se explica por el buen comportamiento de los alimentos, bajando hacia 1,37% anual en junio (vs. 2,09% en mayo y 8,37% un año atrás). Sin embargo, los buenos efectos estadísticos de mayo-agosto serán menos pronunciados durante septiembre-diciembre de 2017.
En Colombia, los indicadores líderes sugieren pobres desempeños de la economía colombiana durante el segundo trimestre del año. Por ejemplo, la industria siguió contrayéndose a tasas de -1,6% anual en el acumulado enero-abril de 2017, al igual que el comercio, que lo hizo a tasas de -1,8%. En línea con lo anterior, nuestro Anif Leading Index pronostica expansiones de solo 1,8% anual (vs. 2,7% un año atrás). Anif ha optado por mantener inalterado su pronóstico de crecimiento para Colombia en un 2,2% para 2017, pero si el esperado rebote del segundo trimestre no se consolida será inevitable revisar dicha cifra hacia el rango 1,5%-1,8% para 2017 (como un todo).
Anif ha venido señalando que para llegar a la tasa repo real-neutral (contra la inflación “core”) de 1%-1,5% era fundamental que la inflación subyacente rompiera el punto de resistencia de 5% y esto aún no ha ocurrido. Así, la tasa repo-real “core” actual hoy es de 0,5%, cifra inferior al nivel de 2% neutral que era consistente con un potencial de crecimiento de 4,5% histórico. Ese 0,5% real también resulta inferior a 1% de repo-real “core” que podría argumentarse como tasa de interés “natural-neutral” (a la Wicksell).
Por último, así como sería útil que el BR reflexione más cuidadosamente sobre su estrategia de comunicación, para evitar los errores de la Fed con sus “guías futuras”, también es pertinente poner en el radar la delicada economía política de una Junta del BR con mayoría gubernamental resultante de la re-elección presidencial.