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Analistas 11/09/2018

Implicaciones del desplome reciente de la inversión

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes

Con insistencia política, pero sin el requerido análisis sobre su calidad, la Administración Santos destacaba repetidamente que la relación Inversión Productiva/PIB de Colombia era la más alta de la región, dando a entender que entonces tendríamos el mayor apalancamiento para llegar a crecer a tasas potenciales superiores al histórico 4,5% anual.

A este respecto, Anif venía haciendo dos objeciones: i) durante el período 2014-2018, lo que se observaba era un desplome de dicho indicador por cuenta del fin del auge minero-energético, reflejado ello en crecimientos del PIB-real que en promedio han estado inclusive por debajo del 3% anual; y ii) mencionábamos que era indispensable repensar el indicador de apalancamiento para depurar la inversión al excluir el perverso efecto que generaba la inversión en edificaciones atadas a la “burbuja hipotecaria” resultante de la conocida “enfermedad holandesa”, lo cual venía a reducir en cerca de 7 puntos porcentuales (pp) la relación de inversión, cayendo entonces de picos del 29% hacia 22% del PIB (más acordes con la verdadera formación bruta de capital fijo).

Históricamente, la relación Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF)/PIB del 29%, ha coincidido con crecimientos históricos de 4,5% en promedio anual durante el período 2005-2014.

Ha pasada casi totalmente desapercibido el hecho de que el Dane, siguiendo prácticas internacionales de mejoras en el acopio de información, acaba de informar que, en realidad, la relación Inversión/PIB de Colombia ha venido cayendo de niveles del 23% hacia solo un 21% durante 2014-2018 (junio), tras un ajuste estadístico a la baja de la inversión cercana a 6 pp (respecto de su punto pico), ver gráfico adjunto.

Estos ajustes estadísticos de la inversión a nivel de cuentas nacionales se explican por: i) una mejor medición del consumo de los hogares; y ii) actualización de precios del año base, pasando de 2005 a 2015 (lo cual tenía un rezago de 5 años). Ojalá que con la vinculación a la Ocde no se vuelvan a repetir estos traumáticos rezagos estadísticos.

El cuadro adjunto explica las implicaciones de estos cambios. Allí se observa cómo, en realidad, los hogares colombianos tienen un nivel de consumo más elevado en cerca de +4pp, pasando del 64% al 68% del PIB, lo cual implica entonces que su ahorro e inversión son menores.

En particular, allí se tiene un detrimento de -6pp en la tasa de inversión productiva, implicando que en su año pico de 2014 esta debía leerse no como 29%, sino como 23%. También ahora se tiene una mejor lectura de las cuentas gubernamentales referidas a los servicios de salud, implicando que eran los hogares los que hacían mayores aportes contributivos y en menor medida el Gobierno (en equivalente a -3pp).

Por el lado del gasto, los principales ajustes tuvieron que ver con: i) la actualización de la canasta de consumo de los hogares (cuyos detalles aún no se conocen); ii) la reclasificación del gasto en salud de la UPC del Régimen Contributivo; y iii) aceleración de la transición de contabilidad de caja hacia causación en inversión.

Adicionalmente, los datos más recientes nos hablan de una relación FBKF/PIB de solo 21% en 2018, lo cual implica que la inversión ha estado creciendo a ritmos cuasi-nulos (0,4% anual) durante 2016-2018. Esto explica en buena medida por qué el crecimiento potencial de Colombia habría estado descendiendo del 4,5% hacia solo un 3% anual durante el quinquenio 2015-2020.

Más aún, al ajustar dicha inversión (neteándola del componente de vivienda), la razón FBKF-ajustada/PIB muestra un descenso del actual 21% (sin ajustes) hacia el 16% (con ajustes por vivienda). Este ajuste resulta algo inferior al ajuste tradicional que venía haciendo Anif por calidad de la inversión (neteándola de edificaciones), debido a que ahora la nueva desagregación del Dane nos permite separar las edificaciones residenciales de las no residenciales.

Dado este desplome de la inversión (además de su problema de baja calidad), se hace más urgente adoptar rápidamente las reformas estructurales que se han venido discutiendo.

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