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Analistas 21/04/2015

Ajuste cambiario: ¿Una devaluación revaluacionista?

Sergio Clavijo
Prof. de la Universidad de los Andes
La República Más
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Acabando de adoptar “otro nuevo sistema cambiario” a principios de 2014, Venezuela tuvo que modificarlo nuevamente en los inicios de 2015, forzado por el deterioro de sus cuentas externas y la inminencia de una cesación de pagos internacionales. En esta ocasión se sumó a la ineptitud local el desplome en los precios internacionales del petróleo, pasando rápidamente de los US$110/barril a solo US$50/barril en el Brent en el curso del último año, al corte de febrero de 2015.

El consenso del mercado esperaba la devaluación del bolívar y la convergencia cambiaria de tres tipos cambiarios a solo dos. Allí se unificaría el Cadivi-Cencoex (Bs$6,3/dólar; 71% de la canasta importadora en 2014) y el Sicad I (Bs$12/dólar; 12% de la canasta en 2014) en torno al rango Bs$30/dólar a Bs$40/dólar, implicando una devaluación esperada del orden de 200%. Sin embargo, contra todo pronóstico, el gobierno eliminó el recién creado Sicad II (Bs50/dólar; 12% de la canasta en 2014) y lo reemplazó con un mercado abierto de compraventa de divisas, denominado Sistema Marginal de Divisas (Simadi). 

Entre tanto, la tasa paralela (5% de la canasta) reflejó la escasez de divisas al interior del país, trepando de Bs$73/dólar en marzo de 2014 a Bs$253/dólar en el mismo mes de 2015 (equivalente a una devaluación de 245%). 

Así, Venezuela optó por mantener tres tipos de cambio oficiales: i) el Cadivi-Cencoex (Bs$6,3/dólar), que atiende rubros preferenciales (alimentos, medicinas, estudiantes, industria, agro, etc.); ii) el Sicad I (Bs$12/dólar), dirigido a los sectores no prioritarios; y iii) el nuevo Simadi (Bs$186/dólar en marzo de 2015), un mercado regido por oferta-demanda, que es operado por casas de cambio y que en su formación participan tanto personas jurídicas como naturales. ¿Qué implicaciones tendrá este arrevesado sistema cambiario para Colombia?

Recordemos que el sistema cambiario de 2014 había creado una tasa de flotación administrada (Sicad II) en torno a los Bs$50/dólar. Esto con el fin de cerrar la brecha entre las tasas oficiales y la paralela, dando lugar a una “devaluación disfrazada” del bolívar frente al dólar.  En cambio, estas medidas del 2015 fueron presentadas como una supuesta “macro-devaluación”, dado el deterioro de la balanza de pagos. Sin embargo, en realidad lo que ha ocurrido es una revaluación del bolívar frente al dólar, como comentaremos a continuación.

En efecto, Anif ha estimado que la tasa de cambio nominal ponderada (bolívar-dólar) bajo el actual sistema bordea los Bs$20,8/dólar (equivalente a una devaluación nominal anual del 33%) y bajo la hipotética continuidad del sistema anterior habría alcanzado los Bs$24,8/dólar (equivalente a una devaluación anual de 59%). 

Esto se explica por la desaparición del Sicad II, así como de la excesiva concentración en Cadivi-Cencoex (88%), producto de la profunda escasez de divisas que ha llevado a que se emplee en menor medida la porción del mercado cambiario que flota.  En este aspecto cabe señalar que: i) las subastas por Sicad I fueron suspendidas desde noviembre de 2014; y ii) el Simadi resulta poco eficiente, debido a la minúscula oferta de divisas para atender la creciente demanda. Por ello, Anif ha estimado que de mantenerse la actual política cambiaria, la devaluación tan solo alcanzaría 26% al cierre de 2015.

Por el contrario, la tasa de cambio nominal ponderada peso-bolívar se revaluó cerca de 4% anual (pasando de $130/bolívar en marzo de 2014 a $125/bolívar en marzo de 2015), generándose una ganancia marginal en el poder adquisitivo de Venezuela frente a los productos de Colombia. Sin embargo, analizando la tasa de cambio real peso-bolívar, Anif ha calculado una devaluación real de 51% en los últimos doce meses, a marzo de 2015.  Esto se debe al diferencial de inflaciones, pues en Venezuela la inflación alcanzó 65% en 2014 y estimamos que para 2015 podría cerrar 70%, mientras que la inflación en Colombia ha estado fluctuando en el rango 3%-4%.

A pesar de la moderada revaluación nominal peso-dólar, las exportaciones hacia el vecino país difícilmente se recuperarían. Por el contrario, seguirían cayendo y alejándose de la meta de los US$3.000 millones que se tenía en 2014. De hecho, en los últimos doce meses a febrero de 2015, el valor exportado desde Colombia tan solo alcanza niveles de los US$1.700 millones anuales, mostrando caídas de 25% anual (en dólares).

En resumen, los ajustes cambiarios hechos por Venezuela resultaron contrarios a la expectativa del mercado, produciéndose una revaluación del bolívar-dólar.  Entre tanto, la apreciación nominal peso-bolívar de 4% daría parcial alivio a la capacidad de compra desde Venezuela, pero dados sus serios problemas de liquidez seguramente el valor exportado desde Colombia en 2015 estará más cerca a los US$1.500 millones que a los US$2.000 millones. 

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