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Analistas 04/06/2021

Relevo en la Ocde

Sebastián Trujillo
Exnegociador de la Ocde

Esta semana se posesionó el exministro de Finanzas australiano, Mathias Cormann, como nuevo secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Oocde), en reemplazo del mexicano Ángel Gurria. La nueva cabeza de la Organización tendrá enormes retos estratégicos en un momento crítico, en el que los ciudadanos de todo el mundo están exhaustos de sufrir con la pandemia y decepcionados del multilateralismo.

En primer lugar, la Ocde deberá emprender una batalla más frontal contra el nacionalismo económico relacionado con la producción y exportación de vacunas. En este momento, la mejor política económica consiste en una eficiente estrategia de vacunación global. No tiene sentido vacunar personas jóvenes y sanas en países ricos, mientras que, en países en desarrollo, el virus sigue cobrando vidas de viejos y vulnerables. A igual que sucedió a mediados del siglo pasado, hoy, el nacionalismo podrá causar muchas muertes, lo cual a su vez erosionaría la ya deteriorada legitimidad con que cuentan los países ricos entre la ciudadanía del mundo en desarrollo.

En segundo lugar, la Ocde está llamada a jugar un rol de liderazgo en la actual situación económica y fiscal. Por ejemplo, como ha dicho la economista jefe del Banco Mundial, una crisis de deuda en países emergentes, parece inevitable. Ante esta critica situación, la Ocde con sus recomendaciones de política, podrá aportar a los debates y reformas. En este frente, la Organización tiene también el reto de incorporar análisis de economía política a sus recomendaciones.

En el frente económico, también está en juego el acuerdo global sobre impuestos digitales a cargo de la Ocde, el cual busca que las grandes compañías de tecnología paguen lo que les corresponde en impuestos. Sin Trump obstruyendo este acuerdo, la Ocde tendrá pocas excusas para sacarlo adelante en 2021. Asimismo, está pendiente el acuerdo que establece una tarifa mínima global de impuesto a la renta para las empresas, idea ya secundada por Janet Yellen, secretaria del Tesoro de EE.UU. El objetivo es establecer unos niveles mínimos en el impuesto de renta entre países, para lograr que las compañías paguen lo que les corresponde, en el lugar donde generan sus ingresos.

En tercer lugar, y con importancia mayúscula, están los retos medioambientales. Parece haber consenso en que tenemos una década para tomar medidas de mayor impacto, de lo contrario, las consecuencias globales serán desastrosas. En este frente, la Ocde puede tomar la iniciativa para acordar un impuesto global al carbono. Este debate lo puso ya sobre la mesa la Unión Europea, recibiendo la furia de Trump y de China. Con Biden, las cosas tampoco serán fáciles, pero puede haber acuerdos.

Los anteriores desafíos requieren gran coordinación global de los líderes políticos, la cual desafortunadamente, ha sido casi inexistente durante la pandemia, como bien lo ha dicho Yuval Noah Harari. Esperamos que el multilateralismo de la Ocde, con su nuevo secretario general, sea capaz de poner su granito de arena para lograr esta coordinación que demandamos los ciudadanos. Colombia, como miembro de esta organización, tendrá también una enorme oportunidad de movilizar estos debates que determinarán el rumbo de la economía global.

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