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Analistas 21/07/2022

Es la hora de los empresarios

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

La semana pasada un cercano empresario del Valle me señalaba que en la reciente encuesta de Invamer Gallup, la opinión favorable de los empresarios estaba en 62%, su nivel más alto desde recién entrado el primer gobierno de Santos. Contrasta esta situación con lo vivido durante etapas del gobierno de Iván Duque, cuando se llegaron a tener momentos en que el negativo de este grupo superaba al positivo, que llegó a caer hasta 44%. Pareciera entonces que en momentos de incertidumbre, cuando no hay certeza de exactamente hacia dónde van y en qué consistirán las primeras medidas del gobierno entrante, la confianza del país se refugia en los empresarios, que por cierto casi igualan la favorabilidad de Petro, quien cuenta con 64%.

El mismo 19 de junio, en la noche de su elección en segunda vuelta, el Consejo Gremial Nacional le extendía una invitación a Gustavo Petro a “integrar una agenda conjunta que busque la unión de nuestro país y el desarrollo social y económico de Colombia”. Ahora bien, desconozco qué tantos empresarios o dirigentes gremiales están en las comisiones de empalmes. Presiento que no muchos. Pero tarde que temprano, el gobierno entrante tendrá que oírlos y sentarse con ellos. Es una realidad que ya tiene en el Congreso una coalición suficientemente amplia pero no podemos olvidarnos que el Congreso tiene una favorabilidad de solo 19% frente a un negativo de 73% en la encuesta aludida. Pero como bien lo ha afirmado José Antonio Ocampo, minhacienda designado, en sus términos coloquiales, la conversación será también con los “ricos” que generan empleos.

Un dirigente gremial ha expresado que los empresarios están “quietos a la espera de señales del nuevo gobierno”. Lo que yo diría más bien es que se empezaran a pronunciar ya y de manera gremial. De manera individual lo han hecho Luis Carlos Sarmiento, Mario Hernández y Arturo Calle. Y han dicho verdades y han sido atacados por haberse atrevido a hablar. Pero si algo necesita este país en este momento es la voz de los empresarios; los que generan empleo y crecimiento. Los que invierten y mantienen capitales en Colombia y no se van de su país.

Está bien que la reforma tributaria no se ha presentado, pero ya se han dicho muchas cosas por parte de funcionarios y ministros designados. También se ha aludido a procedimientos especiales para aprobarla por parte del próximo Presidente del Congreso. Y yo creo que es hora de empezar a pintar líneas rojas por parte del sector privado. Empezando por la pretensión de su tamaño, $50 billones, que supera con creces lo que pueden soportar de nuevas cargas tributarias los colombianos. Por otro lado, hay programas que se han construido por años con diferentes gobiernos y que han funcionado, como es la política de vivienda social. Su continuación debe ser un inamovible en el empalme, sin dejar de lado obviamente nuevos programas esbozados en campaña. La reconsideración de la suspensión de nuevas exploraciones en hidrocarburos, por ejemplo, no debe dejarse solo a los gremios o empresarios afectados. Debe ser una causa de todos por ser de interés crítico para nuestro futuro económico.

El hecho es que los empresarios, golpeados todavía algunos por los resultados, tienen en este momento la credibilidad y la capacidad de asumir una vocería de buena parte de la sociedad. Tienen la oportunidad, ante la ausencia de voces independientes en el Legislativo salvo el Centro Democrático, de representar a sectores económicos y a millones de empleados, con los que el gobierno de Gustavo Petro debe sentarse a discutir y concertar una agenda de desarrollo. ¡Es la hora!

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