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Analistas 15/06/2022

Del 8.000 a los Petrovideos

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Imagino que dirán que no es lo mismo. Que no se puede comparar los aportes de un Cartel del Narcotráfico con una campaña sucia de desprestigio. Que, al fin y al cabo, es casi normal en la política y todos lo hacen. Pero realmente, el efecto llega a ser el mismo; es voltear la intención del votante para lograr un resultado diferente, que no se hubiera dado, de no ser por medios ilegales, inmorales, y despreciables. Utilizados además con un nivel de organización y sofisticación, que hacen parecer a los hermanos Rodríguez Orejuela como unos novatos para tergiversar elecciones. A diferencia de los narcocassetes, estos se conocen días antes de las elecciones para
que los colombianos podamos apreciar el nivel de manipulación y engaño al que estamos sometidos.

Lo mas increíble, es que la campaña de Petro habría publicado con bombos y platillos “Un manifestó por una campaña limpia” y su primer punto era “rechazamos enérgicamente la campaña sucia y negativa” y su segundo punto era “Haremos una campaña sin descalificar y agredir a nuestros adversarios”. Todo lo contrario de los que vimos.

¿Qué paso? Ni manera de decir que se “hizo a sus espaldas” toda vez que el candidato estaba presente en todas las reuniones. Fueron en total siete puntos del manifiesto…todos incumplidos.

No quiero ser mesiánico ni idealista tampoco. Es verdad que en todas las campañas se trata de antagonizar al contrincante, explotar sus debilidades, y aprovechar los errores que siempre se cometen. ¿Pero llegar a contratar asesores condenados por corrupción o militantes de grupos terroristas, para asesinar moralmente al competidor, pintándolo de “depravado” o vincularlo falsamente con la oficina de Envigado?

¿Tener toda una infraestructura de bodegas en redes diseñadas específicamente no para difundir mensajes de campaña sino para destruir y desinformar? Definitivamente esto está a otro nivel. Como bien lo definen ellos, nos tratan como “guevones”.

Tampoco queda claro el episodio del “Pacto de la Picota” donde se vino a saber que las visitas no solo de Piedad Córdoba sino del hermano mismo de Gustavo Petro, eran perfectamente conocidas por la campaña, y el tema era la no extradición. Lo que nunca se oyó era que se descartaba dicha iniciativa, sino como “detonar
controladamente” el escándalo, y la preocupación por el impacto en las relaciones con Estados Unidos. Es decir, el tema no era lo inmoral de la propuesta ni con quien se estaba pactando, sino como manejarla.

Todo esto es asqueante y representa lo peor de la política colombiana. Ciertamente no es el cambio que los jóvenes desean. Como se llega al poder se gobierna, y ya nos han mostrado perfectamente de que son capaces. Incluso desde la Alcaldía de Bogotá marcada por una pésima gestión. Por esta razón, creo que votar por el ingeniero Rodolfo Hernández, es la única manera de salvar al país de caer en las garras de esta gavilla. Porque Petro no está solo…viene en equipo y muy mal acompañado. RH puede tener algunas debilidades en sus propuestas y ser locuaz y hasta grosero en sus expresiones. Pero no veo maldad en él ni en su entorno. Conocí incluso a su fórmula presidencial, Marelén Castillo, y percibí una mujer noble, preparada, y con muchas
ganas de trabajar por el pais. Mi voto está decidido.

P.D. Quiero expresar mis condolencias a la familia de Jesús Antonio Montano, líder de la comunidad indígena Misak, quien fue asesinado tras haber manifestado su apoyo a la campaña de Fico Gutiérrez, y mas recientemente, haber expresado que no votará por Petro. Un crimen político que no ha sido condenado suficientemente.

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