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Analistas 05/08/2020

Foco en lo fundamental…

Santiago Castro Gómez
Expresidente de Asobancaria

Los más recientes resultados en materia de crecimiento del segundo trimestre de algunas de las economías más grandes han dejado ver los inquietantes efectos derivados de la pandemia. Por un lado, la economía estadounidense exhibió una caída anualizada del 32,9%, cifra equivalente a -9,5% en términos interanuales, que obedeció principalmente a fuertes contracciones del consumo privado y la inversión que solo fueron parcialmente compensadas por el gasto del Gobierno.

Por su parte, para la Eurozona se dio a conocer que para el mismo periodo la actividad productiva decreció a un ritmo del 15% interanual, registro que se sumó a la caída de 3,1% observada en el primer trimestre. Del grupo de países que conforman la zona, España fue el que evidenció el mayor deterioro (22,1%), mientras que Francia e Alemania registraron caídas del 19,0% y 11,7%, respectivamente.

Si bien la mayoría de los analistas señalan que las perspectivas para lo que resta del año apuntan a una progresiva recuperación de las economías, el optimismo que existía al respecto hace tan solo un mes ha disminuido por cuenta de rebrotes de casos de covid-19 en Europa, especialmente en España, así como por el acelerado crecimiento de infectados en Estados Unidos.

Entretanto, si bien en la mayoría de los países de Latinoamérica no se han conocido los resultados del segundo trimestre, la contracción observada para la economía mexicana (18,9%) evidencia que la pérdida de tracción en la región podría superar incluso a la observada en otras latitudes.

En el caso colombiano, se espera que en las próximas semanas el Dane anuncie la peor caída de la actividad económica en la historia, la cual podría bordear 17%, a pesar de la gradual normalización de las actividades en ramas como la industria, la construcción, entre otras.

La implementación de nuevas medidas de confinamientos en algunas de las ciudades principales del país hace temer que el proceso de reactivación tarde más tiempo del esperado. Este hecho hoy aviva la incertidumbre y apacigua algunas de las mejores perspectivas luego de que algunos indicadores líderes empezaran a vislumbrar ciertas mejorías y que, en el caso del mercado laboral, entre mayo y junio se haya presentado un aumento de 827.000 puestos de trabajo.

Con el fin de impulsar el proceso de recuperación, tanto las autoridades como el sector privado han venido realizando una serie de propuestas, destacándose la reciente presentación de la hoja de ruta “adelante con confianza” por parte del Ministerio de Comercio, mediante la cual se busca estimular el comercio exterior, la inversión extranjera y el turismo.

Si bien esta propuesta, al igual que los anuncios sobre el incremento de inversión pública en el próximo año, resultan pertinentes, se requiere darle una mayor importancia a aspectos tan apremiantes para el país como los elevados niveles de desocupación e inactividad, los riesgos sobre la sostenibilidad fiscal y la falta de eficiencia del gasto público. Al respecto, antes de la pandemia resultaba preocupante que la tasa de desempleo superara los dos dígitos a pesar de que la economía crecía, que el recaudo además de depender principalmente de las empresas fuera inferior al de algunos de sus pares regionales y que el gasto del Gobierno, como el hecho en pensiones, ahondara las brechas sociales y no cubriera a la mayoría de la población adulta.

Las discusiones sobre estos aspectos, especialmente el laboral, son hoy de suma importancia, por lo cual lejos de aplazarlas, como ha ocurrido en años anteriores, deberán centrar la atención del debate nacional.

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