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Analistas 16/03/2024

Nicolás Petro cree que el país es idiota

Santiago Angel

Nicolás Petro va a pasar a la historia de la política nacional como el personaje más cínico de la última década. La Fiscalía lo expuso frente a todo el país en las audiencias en donde se demostró que el diputado con un salario de alrededor de $20 millones tenía gastos por $200 millones al mes. Fue tan fácil para la Fiscalía la corroboración de esa trazabilidad, que bastó con revisar la plata que Nicolás se gastaba en domicilios. Todos los días Nicolás ordenaba domicilios con comida costosa de restaurantes lujosos. Su dieta era extravagante. A la Fiscalía le bastó con hacer los cruces de esas cuentas y las de los viajes o la casa mansión que pensaba comprar en Barranquilla para darse cuenta de que el hijo del Presidente estaba sacando dinero no reportado en sus ingresos oficiales. La evidencia en su contra es abrumadora, así el respetado abogado Mauricio Pava, haciendo su trabajo, quiera insistir en que todo lo que Petro Burgos le había dicho al fiscal del caso y a la Revista Semana es falso y que ahora existe una “única verdad”.

Nicolás Petro Burgos utilizó el nombre de su padre para volverse rico (parece que esa es una práctica que empieza a volverse normal en este Gobierno) y luego empezó a revelar información que conocía de la campaña del Atlántico porque su padre y la familia de su padre le habían dado la espalda. A la Fiscalía y a la Revista Semana, sin ninguna presión probada por parte de la Fiscalía, les habló de los recursos del Turco Hilsaca y Santander Lopesierra; habló de Armando Benedetti y también del mega contratista Euclides Torres. Dijo que Euclides tenía intereses en varias entidades del Gobierno como la Supertransporte. Ahora nada de eso es verdad porque no hace parte de la “verdad única”.

Todo lo que rodea a Nicolás Petro es paradójicamente el karma del Presidente. Las miles de horas de discursos públicos quedan retadas desafiantemente con las actuaciones de su hijo y el uso de su poder para su beneficio personal, el de Nicolás. Pero no solo para el suyo, sino para los Torres, amigos de Benedetti que también aterrizaron en esa campaña, ahora sabemos, con la financiación del evento de la P en Barranquilla en donde el Presidente se paró a hablar durante dos horas de oligarquías corruptas y ciegas con la realidad del país.

La mayor empresa de Euclides Torres en el sector de tránsito y movilidad es Simetric S.A. Eso quedó claro con una resolución de 2019 de la Superintendencia de Industria y Comercio, en una investigación sobre presunta cartelización porque, junto a otras empresas como Olimpia se habían asociado fraudulentamente con el fin de hacer y apropiarse del software que utiliza el Estado para los trámites automovilísticos teniendo la patente. Claro que Euclides tenía todos los intereses y motivos para acercarse al candidato a través de Benedetti ¿Pagó el evento de la P por convicción con el cambio o por convicción en los contratos con el cambio?, ¿qué más pagó?

Todo eso lo sabemos hoy, entre otras, por las declaraciones de un hombre inmaduro que no pudo soportar una pequeña prueba del poder y del dinero, y que resultó teniendo la fortuna de convertirse en el hijo de un presidente. Petro Burgos quiso contar la verdad a la Fiscalía porque su hijo estaba por nacer. Con su arrepentimiento y su presunción de que el país es idiota, se convierte en el espejo de un Gobierno en el que la honradez parece solo de discurso y de atril.

PS: Muy mal que la fiscal encargada Martha Mancera haya ocultado al país una reunión con el Presidente de la República con las investigaciones que relacionan indirectamente al mandatario. Nada bueno pasa en las reuniones que se tienen que esconder.

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