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Analistas 07/03/2020

El trabajo invisible de las mujeres en la economía

Sandra Berthelot
Analista económico
Analista LR

Las mujeres siguen luchando por la igualdad. Cuando las mujeres tienen un empleo remunerado -reconocido por la economía-, tienen más empleo a tiempo parcial, tienen menos acceso a cargo directivos y ganan menos que los hombres por el mismo trabajo. El salario promedio de una mujer es 15% inferior en comparación con los hombres, este porcentaje es muy variable en función de los países. El incentivo de las mujeres en creación de empresa es menos importante y cuando lo hagan, ganan menos que los hombres. Hacemos la insoportable observación de que la desigualdad mujeres-hombres crece con la edad, lo que resulta en gran medida por la importancia de la maternidad que tienen efectos negativos en la actividad laboral de la mujer, su salario y su progresión de carrera. En la vida política también hay desigualdades, en los cargos públicos y en la representación en el parlamento.

Esta lucha por la igualdad no es solamente una “cosa” de mujeres. En una sociedad, mujeres y hombres tienen que tomar la igualdad en consideración y eso desde el inicio de las políticas públicas. Un trabajo educativo, por educar tanto a mujeres como hombres en quebrar los estereotipos de género desde la infancia, es un trabajo fundamental para garantizar una sociedad más justa e igualitaria. ¿Cuántas reflexiones con estereotipos por día expresan los seres humanos? Tanto hombres como mujeres y además las personas trans (que cambian de sexo), pero que igual al transformarse en hombre o mujer han sido victimizados por los estereotipos de género muy presentes todavía en nuestra sociedad, lo han hecho.

Que, si una chica quiere ser ingeniera informática, que, si un chico quiere aprender a bailar, que una chica quiere crear su empresa, que tengan las oportunidades para lograr sus sueños con igualdad. Para lograr la paridad, el tema de la igualdad de género debe tenerse en cuenta en cada etapa del desarrollo de la acción pública en todos los ministerios. También, la integración de las cuestiones de género en el presupuesto es una práctica que debe adoptarse.

En el ámbito económico, el trabajo no remunerado no está representado en el producto de la riqueza de un país o el crecimiento económico. En los países más desarrollados y con sistemas extensos de servicios sociales, la distribución de tareas domésticas y de cuidado (niños/as, mayores, discapacitados/as) también sigue sumamente desigual. En el ámbito más privado, para conciliar las obligaciones laborales y familiares, hay que continuar la promoción de las iniciativas en el sector privado, ayudar las empresas más pequeñas a invertir en nuevas infraestructuras que permitan poder ejercer una actividad profesional y acompañar el cambio de mentalidad que un niño/a es una corresponsabilidad.

La situación está cambiando poco a poco, sabemos que la sociedad tome tiempo para cambiar las mentalidades, pero las desigualdades entre mujeres y hombres persisten en términos de educación, a nivel social y en el ámbito económico y político. Debemos, mujeres y hombres, remediar con urgencia y lograr la igualdad entre mujeres y hombres ahora mismo.

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