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Analistas 18/06/2021

Capitalismo colaborativo, antídoto contra el socialismo

Rodolfo Correa
Expresidente Consa

El mundo se enfrenta a las expectativas de una clase media decepcionada y esas decepciones provocan revoluciones.

Es evidente que el sistema capitalista requiere de una profunda actualización porque la ruta hacia la inclusión ha desaparecido y sin inclusión, solo hay división.

El capitalismo, inspirado exclusivamente en la meta de libertad para saciar la avaricia individual, jamás podrá mantener unida a largo plazo a ninguna sociedad. Sin una visión de futuro compartido la cohesión colectiva es solo una ilusión que se desvanece ante nuestras caras impávidas.

Cuando no se cuenta con una visión de porvenir compartido, el sistema social se mantiene unido concentrando su ira en alguna minoría diferente, sobre la cual se fomenta el desprecio y se incita a su eliminación. Por eso, las fuerzas políticas movilizadoras del odio encuentran el respaldo a sus discursos enfilando las baterías contra “los ricos”, “los políticos”, “los empresarios”, los “yanquis”, etc.

Sí. Requerimos de una visión de porvenir compartido, pero el futuro se ha dejado para que el mercado se ocupe de él. Y ya vemos como se está ocupando: excluyendo a la inmensa mayoría que, a su vez, está siendo azuzada para ocuparse del mercado, pero destruyéndolo.

Hoy, cuando se necesitan partidos políticos con ideas que nos marquen el rumbo de cómo proceder, solo se encuentran liderazgos solitarios de derecha que pretenden que todo siga igual acudiendo a un pequeño retoque tributario y, liderazgos personales de izquierda, que aspiran corregir el rumbo futuro con ideas fracasadas del pasado, con quimeras revolucionarias estimuladas por ideologías minoritarias que fomentan cambios sin importar si son o no aprobadas por las mayorías.

Los cambios que provocan las revoluciones deben ser funcionales para todos. Si solo atienden al modo de pensar de una minoría, jamás serán perdurables y por ello es más caro el precio del cambio que el bienestar que genera.
Todavía estamos a tiempo de construir, dentro del sistema capitalista, cambios que nos sirvan a todos. Cada día que se retarda la autotransformación voluntaria y consensuada del sistema, es un día que avanza la legitimación violenta que aspira la destrucción de la economía libre y de la democracia racional, lógica y deliberativa.

A esta invitación para la autotransformación consensuada del sistema se le podría denominar Capitalismo Colaborativo. Una forma de relacionarnos con libertad económica a partir de la apertura del sistema a nuevas categorías de pensamiento como la “coopetencia”, es decir aprender a competir cooperando. Una nueva manera de desarrollarnos económicamente respetando la propiedad privada, pero profundizando la función social y ecológica que esta tiene en los tiempos actuales. Un modelo donde se reconoce el derecho a la riqueza individual, pero que cuenta con individuos que comprenden que sin sociedad su riqueza no vale.

Algunas de las bases fundacionales de este capitalismo actualizado, bien pueden ser las siguientes:

Base Educativa: Reforma al sistema de educación tradicional que permita la actualización curricular del siglo XXI y XXII, apuntando a la transformación mental del sujeto a partir de su formación en los valores requeridos para sobrevivir en la nueva realidad física, digital, individual y social, generando capacidades blandas (formación como personas - en el Ser-), capacidades duras (formación en el saber útil) y en capacidades socio ocupacionales coherentes con un mundo que se adentra en la tecnología, la inteligencia artificial y la producción limpia, como patrones de generación de riqueza. Este modelo debe permitirnos pasar de la aspiración de ser empáticos a la concreción de una educación que nos convierta en seres solidarios con voluntad para intervenir en la realidad ajena para modificarla positiva y efectivamente.

• Base Económico relacional: Que implica la eliminación del mandato: “sálvese quien pueda” que ha degenerado en la indiferencia por la suerte de los demás y, en su lugar, de paso a la difusión de un modelo que fomente la asociatividad entre los seres humanos en los procesos de producción, comercialización y consumo de bienes y servicios, a partir de circuitos y redes, que generen economías de escala y faciliten mejores condiciones materiales de existencia.

• Base Altruista: representa la imperiosa necesidad de que quienes más tienen, aporten a la reconstrucción del sistema económico y social, no solo con la tributación impuesta legalmente, sino que una parte considerable de sus fortunas individuales sean dispuestas para la generación de un gran fondo de inversión social colaborativo, sin retorno de capital económico, para contribuir a corregir las profundas desigualdades que ha generado el sistema capitalista actual: la falta de vías rurales, la miseria en las periferias de las ciudades, el desequilibrio económico que viven los trabajadores campesinos, las falencias educativas y de ocupación de los jóvenes en las zonas urbanas, la inseguridad en las calles de las ciudades, la destrucción del medio ambiente, etc.

Este es el momento en que lo ricos tienen que decidir si invierten parte de sus fortunas en la construcción de un mejor país, o si se las gastan en el exilio.
• Base del modelo de eco-producción y consumo sostenible: Que nos obliga a modificar rápida y sistemáticamente la forma en que producimos y consumimos bienes y servicios. Esto ya es serio: si seguimos como vamos acabamos con el planeta. Este nuevo modelo debemos aprovecharlo para acudir, entre otros, a una producción agroecológica y agrotecnológica de los alimentos, que implica aumentar la mano de obra y generación de puestos de trabajo en las zonas rurales, para generar sistemas de abastecimiento agrícola que disminuyan el impacto ambiental de los actuales procesos productivos y simultáneamente nos permita evacuar las ciudades que se encuentran sobre pobladas y sin condiciones para atender con dignidad a quienes se han visto obligados a migrar del campo en busca de oportunidades.

• Base de control a la sobre población mundial: En 2050 seremos 10.000 millones de habitantes en el planeta. Ya “no hay cama pa’ tanta gente”, los recursos naturales y los recursos económicos en un mundo donde las máquinas están reemplazando la mano de obra calificada y no calificada son insuficientes para que este planeta pueda ser habitado generando felicidad para ese volumen de personas. Es urgente disminuir progresivamente las tasas de natalidad y congelarlas para que los que estamos y los que vienen puedan vivir bien.

Estamos a tiempo de corregir el rumbo. Estamos a tiempo de detener el colapso social inevitable si no paramos esta caída en espiral que experimenta el sistema democrático capitalista. Solo nos hace falta aprender a cooperar, aprender a trabajar Unidos.

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