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Analistas 20/02/2021

Las vacunas y la reactivación económica

Roberto Rave Ríos
Presidente ejecutivo Laick - Cofundador Libertank

Un nuevo hito marca la llegada de las vacunas a Colombia, una esperanza en medio de la oscuridad que ha nublado el mundo ya por varios meses. Críticas y politización de este suceso han opacado su trascendencia y lo que implica en la reactivación total de la economía.

El Conpes para “la reactivación, la re potenciación y el crecimiento sostenible e incluyente” fue aprobado esta semana, desde allí se plantea un marco para la recuperación económica de nuestro país. Ya hemos discutido suficiente las repercusiones humanas y sociales que tiene la destrucción empresarial, recordando que la circunstancia que vivimos ha sido útil para entender el papel de la empresa privada en la construcción de tejido social.

“La Organización Mundial de Comercio (OMC) preveía una disminución del volumen del comercio mundial de mercancías de 9,2% para 2020, seguida de un aumento de 7,2% en 2021”, cifras que pueden ser peores si se tiene en cuenta la lentitud con la cual se ha dado la vacunación en la región latinoamericana. El Conpes estima que 2,18 millones de personas perdieron su empleo a causa de la crisis (Dane, 2020), siendo el comercio uno de los sectores más afectados y con mayor necesidad de reactivación. Esto sin tener en cuenta que la cifra de empleo citada por el Dane considera las ocupaciones informales dentro de este gran consolidado.

La gran enfermedad económica de nuestro país es la informalidad y justo antes de la pandemia el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), afirmaba que “el sector informal sigue teniendo una gran representación en la región donde, para algunos países, el mercado laboral informal es ahora de mucho mayor tamaño que el de la economía formal. Comprendiendo casi 60% del mercado de trabajo”. Esta enfermedad seguirá aumentando proporcionalmente a la lentitud de la vacunación y la reactivación. Al respecto Hernando de Soto, prestigioso economista y académico peruano, ha dedicado varios libros e investigaciones a este fenómeno. De Soto propone que la estrategia debe ser la de informalizar la formalidad. Es decir, hacer más viable, atractiva y simple la incursión en la formalidad. En su libro “El Otro Sendero”, escrito junto al reconocido jurista peruano Enrique Ghersi, definen la informalidad como “la respuesta popular, espontánea y creativa ante la incapacidad estatal para favorecer las aspiraciones de los más pobres”. Es decir, el problema no es la economía informal sino el Estado. También afirman que “cuando la legalidad es un privilegio al que solo se accede mediante el poder económico y político, a las clases populares no les queda otra alternativa que la ilegalidad”.

Sin embargo, en medio de las circunstancias, en Colombia se plantea una reforma tributaria que habrá que analizar con lupa pues los empresarios no aguantan más obstáculos para el libre desarrollo de sus negocios. Muchos han quebrado y otros sobreviven en medio de la tormenta creada por la pandemia y por las políticas fiscales.

El plan de vacunación avanza, sin embargo debe haber un plan paralelo robusto que indique el camino de la reactivación económica. Apertura del comercio total, eventos, conciertos, capacidad hotelera, deben avanzar con la vacunación ya sea por medio de la presentación de un carnet que certifique la inmunización contra el virus o vía plataformas Web. Debemos recuperar empleos formales masivamente y esto implica un plan efectivo de apertura a la par de la vacunación.

Post escriptum: En medio de las reformas que se plantea el gobierno, es importante recordar las palabras del reconocido economista Thomas Sowell, sobre el ciclo económico: “A menudo se dice que el gasto gubernamental es beneficioso para la economía puesto que el dinero desembolsado se gasta una y otra vez, y crea empleos, aumenta los ingresos y en el proceso genera ingresos por impuestos. Por lo general, si ese mismo dinero gubernamental hubiera permanecido en las manos de los contribuyentes, de donde originalmente provino, ellos también lo hubieran gastado y se hubiera invertido una y otra vez, creando empleos, elevando los ingresos y generando ingresos de impuestos en el proceso”.

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