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Analistas 08/04/2022

El liderazgo disperso

Ricardo Mejía Cano
Gerente de Saladejuntas Consultores

Su compañía fue fundada en 1848. Una de las empresas familiares más antiguas de EE.UU. Su tata…tatarabuelo empezó aserrando el famoso pino blanco americano que, por su resistencia al fuego y otras ventajas, es especial para la fabricación de casas prefabricadas, puertas, ventanas y cocinas. También compró fincas y las sembró con el célebre pino, el cual es maderable después de 80 años, cuando alcanza una altura de 40 metros y 1,5 metros de diámetro. En el más de siglo y medio de historia, sólo han sacado dos cortes de sus fincas. Es parte del legado que se deja a las generaciones siguientes.

En 2008, después de 170 años de crecimiento, siempre en manos de la familia, la compañía tuvo que enfrentar la crisis financiera e hipotecaria de la época. Para Kevin Hancock, sexta generación y presidente de Hancock Lumber Company, ver el legado familiar al borde de la quiebra, le causó tal tensión y estrés que desencadenaron una disfonía espasmódica, enfermedad que produce espasmos en las cuerdas vocales, impidiéndole al afectado hablar de manera normal.

La incapacidad de comunicarse con facilidad con su equipo y liderarlo como lo había hecho hasta el momento, le llevaron a una lucha existencial. Luego de un largo viaje interior comprendió que más importante que poder hablar era poder escuchar.

Caminando solitario en el desierto de Arizona, cuando el sol se ocultaba y se perdía la claridad, vio como los cactus y plantas alrededor, sin un jefe, sin un ordenador central, ayudaban, cada una a su manera, a la conservación ecológica del lugar. Según Kevin: “Una descentralización el poder.”

Poco tiempo después en una revista de National Geographic leyó sobre una reserva indígena en Pine Ridge, Dakota del Sur. Dicha región le había fascinado desde que estudiaba la primaria.

Decidió visitarlos. Los indígenas sentían que desde la aparición del hombre blanco a mediados del Siglo XIX, este quiso someterlos culturalmente y nunca habían sido escuchados. Así empezó una relación de amistad y respeto. Hoy acumula 25 viajes a la reserva.

Después de muchas experiencias y estudio, Kevin comprendió que había muchas comunidades que nunca eran escuchadas. Esto le llevó a pensar “¿Escuchamos nosotros en Hancock Lumber a nuestros colaboradores?”

Empezó a reflexionar sobre el tipo de liderazgo que debía ejercer en su empresa: El liderazgo no debería estar centrado en la dirección ejecutiva, sino en cada colaborador, quien a la vez debería ser valorado, respetado y escuchado, en un ambiente de gran confianza.

Antes de estas reflexiones, cuando los colaboradores le preguntaban su opinión sobre algún problema, él les daba una recomendación. Con su dificultad para hablar y su nuevo aprendizaje, empezó a responderles: “Buena pregunta Jim ¿Tu como la resolverías?”. Así encontró que cada uno tenía una respuesta a sus inquietudes y lo que necesitaban era que les dieran confianza para trabajar en sus propias soluciones.

A partir de ese momento se creó en la compañía lo que Kevin llama el Liderazgo Disperso.

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