El péndulo del tiempo

La paradoja de 2022 es que el mundo vuelve a estar como en la Guerra Fría en cuanto a países democráticos y gobiernos autoritarios. Quien pensaría que a los ciudadanos no les gusta la participación ciudadana, la ausencia de corrupción, la integridad de los medios de comunicación, la independencia de los poderes públicos, las libertades civiles, el respeto por los derechos humanos, el parlamento representativo y trabajador, el acceso a la justicia y las elecciones transparentes

De acuerdo con la Agencia Intergubernamental de Apoyo a la Democracia IDEA de Suecia en 2021 los regímenes totalitaristas doblaron a los que se volvieron más democráticos pues de 173 solo 104 son democracias. El estudio también arroja que 14 países han mejorado los factores democráticos, pero 48 han empeorado y de los regímenes autócratas 69 son más represivos.

Lo que también queda en evidencia son las estrategias novedosas con narrativas que exacerban sentimientos, reivindican derechos y despiertan ilusiones para ganar elecciones y con su propia marca gana el presidente Putin y así mismo el presidente Orban de Hungría con eslogan “democracia antiliberal" gana con su promesa de hacer un país como Rusia.

También es cierto que los jóvenes del mundo defienden su espíritu libertario, sus principios democráticos y sus derechos a estar informado y de expresarse libremente en las redes sociales; son ellos los que han llevado a la victoria o al fracaso a sus mandatarios pero así mismo su escrutinio es implacable y lo hacen también comparándose con otros países y otras realidades donde ven, con hechos, como otros gobiernos en la geografía o en la historia tienen o han tenido más garantías, más libertades, más equidad en el accesos a los servicios del Estado y más oportunidades. Son ellos, los jóvenes, los que aprendiendo han obligado a los gobernantes a retractarse, a corregir las malas decisiones, a parar las formas de corrupción.

Cuando la terquedad, la miopía y la arrogancia o la capacidad represiva de las autocracias se pone al frente vemos hechos como los recientes en:

China: Jóvenes de 50 universidades y la población protesta desde hace varias semanas para exigir el fin de las restricciones por el covidcovid-19.

Irán: La población protesta contra la represión del Estado Islámico.

Hungría: Profesores, estudiantes y padres hicieron un llamamiento a la desobediencia civil e hicieron una cadena humana de 10 kilómetros contra el gobierno nacionalista.

Mientras tanto el mundo hipnotizado por la retórica de los caudillos con comportamientos excéntricos y grandes egos, los balances en la geografía del poder económico siguen cambiando debido a que la soberanía territorial, el empleo, la producción alimentaria, la atención en salud, la seguridad social y el crecimiento están dependiendo inexorablemente de la producción limpia y disponibilidad eficiente de energía que a hoy sigue siendo gracias al gas y los hidrocarburos. Lo anterior explica el otro péndulo del tiempo venidero con las nuevas e inesperadas alianzas entre China, India, Rusia, Europa, los países árabes y Estados Unidos.

Ojalá esta coyuntura en ciernes les sirva a los países democráticos de Latinoamérica para continuar la senda de progreso en libertades, derechos, calidad de vida, acceso a la salud, oportunidades de educación, mejoramiento en infraestructura, empleo digno, y en el caso de Colombia le sirva también para el cuidado del Amazonas, el desarrollo del sector agropecuario y el aumento de la exploración, producción y exportación de gas, petróleo y sus derivados mientras se logra la concertación para la transición energética y el fin de la pobreza.