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Analistas 06/11/2022

Caribe master

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

Después de haber vivido en Puerto Rico, Venezuela, Cartagena, Golfo de Morrosquillo y Riohacha, haber estudiado con profesores de Haití, compañeros de toda la costa colombiana, Republica Dominicana y Aruba, haber trabajado con personas de Trinidad, Saint Croix, Cuba, Panama estar casado con una cartagenera, de disfrutar de la música, pintura, literatura y gastronomía del Caribe hispano, francófono, anglófono y hasta neerlandés aun no he terminado de conocer, sorprenderme y maravillarme del gran Caribe.

Uno de los mentores para el entendimiento de la cultura donde “… ninguna raza tiene el monopolio de la belleza, de la inteligencia, de la fuerza y hay sitio para todos …”* ha sido el maestro Juan Gossaín, quien en cada análisis, explicación, aclaración con su bella y generosa conversación trasciende el tiempo, el espacio y las creencias.

En la escuela peripatética del paseo peatonal en la Bahía de Cartagena aprendo sobre la historia de las familias del Caribe colombiano y panameño pues Gossaín siempre tiene vívida la crónica de lo que fue y lo que pudo ser noticia; y el contenido de esa cátedra la provocan las personas que lo saludan; siempre con los aportes de su gran amigo Pedro.

Cuando le he pedido ayuda siempre hace una pregunta ácida y siempre refiere una historia que se convierten en parte de la estrategia fundamental para proyectos que hoy son realidades. Por su sensibilidad y conocimiento ha sido clave, por ejemplo, en las escuelas de beisbol para niños de la zona suroriental que se hicieron desde la refinería de Cartagena, las escuelas para soladores y hasta un festival de música de acordeón donde los juglares de Córdoba, Sucre y Bolívar encabezados por Adolfo Pacheco tocaron, cantaron y contaron con la incitación del maestro Gossaín las historias y penurias en el festival vallenato de Andrés Landeros, Alfredo Gutiérrez y la historia de la hamaca grande.

Las conversaciones de literatura y particularmente del idioma son magistrales y particularmente sobre el uso y desuso de palabras que se utilizan en Colombia, los posibles orígenes indígenas, africanos, árabes o del castellano antiguo y las coincidencias con el neerlandés, papiamento, creole, sranan o tongo. Biche, aguaitar, aljibe, mondar y otras muchas han sido conversaciones con mapamundi en mano. Asi mismo con visión costeña la interpretación de la vida e influencia por haber vivido en el Caribe en la vida y obra de Cordovez Moure, José Asunción Silva, que naufrago en Bocas de Ceniza y del mismo Jorge Isaac quien fue investigador de las etnias guajiras y de Córdoba.

En estos días tenemos una conversación gastronómica inconclusa sobre mi hipótesis relacionada con el mote como variación caribeña de la fondue, pues a la falta de pan y quesos maduros en estas latitudes el ñame y el queso costeño sirvieron a los inmigrantes suizos, franceses e italianos del norte para mantener algo de su cultura. Así mismo está delicia del Caribe colombiano fue evolucionando con otros inmigrantes pues aunque en Sucre solo se condimenta con bleo y cebollín debido a que no se puede ni debe teñir el blanco color del potaje, en Córdoba gracias a la inmigración “turca” lleva berenjena frita, chicharrón y se adorna con hogao que tiñe la sopa.

Todos sus alumnos, amigos y seguidores lo estamos esperando, pidiéndole a Dios que si Juan Gossaín tiene “el cuerpo disgustado” le dé salud para que sigamos en conversaciones Caribes, consejos sabios, historias ejemplares, agudos análisis, caminatas cultas y risas que llenan el alma.

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