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Analistas 30/10/2022

Cara y sello de la misma moneda

Ramiro Santa
Presidente Sklc Group

Mientras hay los que hablan y hacen juicios de valor persiguiendo el poder, la riqueza y la fama; hay otros que siguen trabajando pensando en hacer más amable y más felices la vida de todas personas.

La compañía suiza Climeworks ha desarrollado una tecnología que extrae el CO2 de la atmósfera y tiene una planta en Islandia con la empresa Carbfix, con capacidad de filtrar el dióxido de carbono directamente del aire y almacenarlo debajo de la tierra con el beneplácito de la Agencia Internacional de Energía AIE y del Grupo Intergubernamental de Experto de la Naciones Unidas Ipcc. Los filtros de los colectores separan el CO2 del aire, el gas se mezcla con H2O y se bombea a 800 y 2000 metros para almacenarlo en el subsuelo con excelentes resultados convirtiéndose en otra alternativa para contribuir a mejorar la vida del planeta.

Por otra parte, inspirados en las observaciones de Darwin en 1835 sobre los corales en las islas Galápagos, el equipo de científicos de la Escuela Politécnica Federal de Lausanne Epfl esta estudiando los corales resistentes al calentamiento global del Mar Rojo. El motivo es entender la producción de oxígeno, bacterias y otros compuestos orgánicos que son el alimento, refugio y hábitat de otras especies mayores, convirtiendo los arrecifes de coral en un ecosistema comparable a las selvas tropicales por su riqueza en biodiversidad e impacto determinante en la vida asociada al mar. La mayoría de los arrecifes del mundo vienen afectándose gravemente por el aumento de la temperatura con excepción de los corales del Mar Rojo, que han resistido aumentos de temperaturas hasta de cinco grados. El trabajo es tan importante que el Centro Transnacional del Mar Rojo (Trsc) viene acompañando estos trabajo y han insistido en la importancia de proteger estos bancos de vida de la contaminación, la pesca intensiva y el turismo de masas.

La nueva diplomacia científica que, por su condición es neutral y apolítica, está allanando nuevos caminos entre Egipto, Jordania, Israel Sudán y Yibuti, que están participando activamente pese a sus diferencias en otros asuntos de la política.

Haciendo uso de los recursos, el conocimiento y las condiciones de cada país, empresa, comunidad y familia deben tomar las decisiones sobre la prevención, mitigación y corrección de los riesgos y amenazas, pero también de la potenciación y usufructo de las ventajas y oportunidades.

En el caso de Colombia, es claro que la Orinoquía y la Amazonía son el futuro en cuanto a riqueza ambiental, fuente de vida, agua y recursos naturales, donde empresas y empresarios visionarios se han asociado con las personas, iniciativas y academia de las regiones y han venido desarrollando posibilidades económicas, alimentarias, energéticas y ambientales, sobreponiéndose a la falta de infraestructura, ausencia institucional e incluso con amenazas de las mafias colombianas y de personas e instituciones de países vecinos que hacen presencia y control de territorios en esos lugares apartados.

Lo anterior se puede también afirmar de la olvidada costa pacífica que, en medio de la riqueza ambiental, cultural, acuífera, alimentaria y minera, también pudiera hacer la diferencia en el futuro del país, pero a hoy ni el territorio ni las riqueza son controlados por la institucionalidad. Y el Caribe, fuente de riquezas, gran proveedor de alimentos y de cultura admirada en todo el mundo, también sufre de las pésimas administraciones, de ilegalidad permitida y delincuencia si precedentes.

Es claro que la tarea es rescatar y potenciar las soluciones ambientales, sociales, económicas, alimentarias y geopolíticas desde el país rural, con presencia de las instituciones, con asistencia técnica, con inversión correcta de los ingentes recursos de regalías e impuestos provenientes de la industria minera y petrolera en esas zonas, con crédito barato, con inversión extranjera para la monetización de la captura de CO2, con comunidades que cuiden de la mano de la academia los recursos naturales, con universidades e instituciones que estudien y aprendan, con fuerza pública que ayude y controle, con un aparato judicial robusto, protegido y probo que desde el territorio proteja la vida, las instituciones, el ambiente y el patrimonio.

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