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Analistas 05/06/2017

La bipolaridad en las empresas

Pilar Ibáñez
Consultora bienestar organizacional
La República Más
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Muchas veces la gente dice, “yo soy una persona en el trabajo y otra en la casa”,  frase que resulta muy interesante por dos razones. La primera: pareciera que todo el mundo se hubiese convertido en un ser bipolar, y segundo, demuestra que las personas tienen la percepción según la cual, el trabajo y el hogar son lugares en los que se debe actuar de forma diferente, y aún así los problemas personales que tiene en su vida personal son llevados al trabajo y viceversa, lo que demuestra que no son dos seres ni dos personas, es una sola, con una percepción extraña de sí mismo. De allí que el nivel de compromiso o engagement (vínculo o deseo de permanecer en la organización) sea muy bajo. Las personas van a trabajar sin ningún sentido diferente a que “toca”, porque es necesario pagar las deudas. También muchas de ellas se encuentran trabajando en su puesto de trabajo, pero no aman lo que hacen, razón por la que las labores se realizan sin sentido ni compromiso y mucho menos, amor. 

Algunos de los inconvenientes que presenta este viejo paradigma son el que no hay compromiso, ni eficiencia y menos, proactividad ni deseo de innovar procesos para ser más eficientes. Al pensar en que son personas diferentes es como si las personas fueran todos los días a un campo de batalla en el que simplemente se debe cuidar el puesto de trabajo, razón por la cual no hay confianza ni trabajo en equipo. 

Se debe renovar o remodelar este viejo paradigma, en el que hay que trabajar porque “toca” pagar deudas, y se es una persona diferente en el lugar de trabajo. 

Cuatro postulados cíclicos para poder renovar el paradigma. Primero, SER: todos quieren ser alguien en la vida, y creen que la forma de lograrlo es teniendo dinero o siendo famosos, y es allí en donde todos quedan perdidos. No se tiene que venir al mundo a ser alguien en la vida, todos YA SON alguien con habilidades y cualidades específicas que vienen al mundo a tener experiencias y aprendizajes.

Segundo, CREAR: una vez se tenga claro que ya se ES alguien por el simple hecho de estar vivo en este mundo, es posible empezar a crear. “Todos tenemos la capacidad de mejorarnos cada día, de re-crearnos para que las experiencias que tengamos en cada minuto o instante de la vida nos lleven a aprendizajes que nos hagan felices cada día”. Una vez eres capaz de dar tu mejor versión, y crear desde el corazón de tu ser, podrás cosechar. 

Tercero, COSECHAR: solo es posible que la persona obtenga de lo mismo que ha cultivado, si se cultivan excelentes relaciones, la cosecha serán excelentes relaciones con magníficos resultados; si se cultivan tareas con amor y propósito, la cosecha será igual. “Cuando decidas adoptar una postura diferente y tomar acción, debes saber que existen unas leyes universales que te ayudarán en el proceso”. 

Finalmente, una vez se ES, se CREA, se COSECHA, la vida se torna más viva cuando se COMPARTE. Nadie vino al mundo a estar solo en una isla, todos debemos todos los días interactuar con las personas que se encuentran en la familia, trabajo, las calles, etc. Es ese compartir el que hace que cada ser humano crezca más como persona. “Es cierto que nuestro proceso de aprendizaje es individual, pero es absolutamente imposible desarrollarse espiritualmente sin el otro; para aceptar, asumir y respetar necesito al otro”.

Conectarse con el propósito de vida y la organización hace de la vida una extraordinaria felicidad.

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