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Analistas 04/03/2024

Conversaciones difíciles

Pilar Ibáñez
Consultora bienestar organizacional

En la vida de los seres humanos en la Tierra y desde que se creó la comunicación, las relaciones humanas siempre han sido un tema de importante complejidad. De acuerdo con los estudios realizados por la Universidad de Berkeley California, uno de los elementos de gran relevancia para tener buenas relaciones interpersonales es la comunicación. Saber leer, escribir o hablar no garantiza una buena comunicación, ya que esta requiere de otras habilidades como lo son la escucha activa, la empatía, pero sobre todo la práctica conversacional. De acuerdo con un estudio realizado por los doctores de la Universidad de Harvard: Douglas Stone, Bruce Patton y Sheila Heen, hay más de 10 conversaciones difíciles, algunas de ellas en el ámbito personal y otras en el profesional.

A nivel personal las conversaciones más difíciles son: hablar sobre dinero con la pareja; terminar o finalizar una relación amorosa; comunicar una enfermedad; hablar sobre adicciones o comportamientos problemáticos; decisiones sobre cuidado de un menor o un adulto mayor; temas políticos; pedir perdón, entre otras. El uso de los medios tecnológicos ha generado que estas conversaciones sean aún más complejas. Para algunos escribir y no dar la cara ha generado mayor facilidad de expresar lo que se siente sin tener que contener la emoción o la energía del otro, cuando recibe el mensaje. Es una especie de lanzar la piedra y ocultarse detrás de la pantalla.

Por otra parte, hay conversaciones difíciles a nivel profesional, algunas de estas son: comunicar un despido; negociar el incremento salarial; mostrarse vulnerable en el trabajo; comunicarle a alguien que su exceso de sinceridad está dañando el clima laboral; confesar que se cometió un error que generó una perdida millonaria; exponer un acto de corrupción; decirle a un compañero que huele mal, entre otras.

Para estas conversaciones difíciles la Universidad de Harvard cuenta con una herramienta interesante a ser desarrollada, como una forma de preparación y trabajo de estas conversaciones difíciles. Primero, antes de lanzarse a tener una conversación difícil dedique tiempo para identificar y reconocer que puede ser que su punto de vista sea solamente una percepción. Estás preguntas pueden ser de mucha ayuda. ¿Cómo veo la situación? ¿Estaré haciendo suposiciones? ¿Qué podría percibir la otra persona de la misma situación? ¿Cuáles son esas emociones que se despiertan con la situación? Segundo, asegúrese de que la conversación que va a tener valga la pena, para esto es útil preguntarse. ¿Cuál es el propósito de la conversación? ¿Qué espero que salga de dicha conversación? ¿Qué sucedería si la conversación no se tiene? ¿Cómo se sentiría? ¿El problema está afectando la productividad o moral? Tercero, invitar a la otra persona a conversar, no a escuchar quejas o reclamos, sino a tener una conversación, es decir un trabajo en conjunto donde se encuentran los dos puntos de vista, por lo que se debe enfatizar en trabajo en conjunto. Se requiere entonces de consciencia en la manera de formular las frases y preguntas. Preguntarle a la otra persona cómo ve la situación es de gran ayuda.

Tener conversaciones difíciles es complejo, pero se requiere de voluntad y práctica. Sin embargo, en la medida en la que haya consciencia y una buena intención será más fácil reconstruir el vínculo relacional.

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