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El concepto de Responsabilidad Social Empresarial ha tenido cambio radicales, pues ha pasado de un tema de connotación netamente altruista, a ser una estrategia de construcción de paz, tal como hoy se plantea. El tema radica en la necesidad que existe de que todos aportemos y seamos responsables, mas no culpables, del destino y rumbo que queremos tome nuestro país.
En una charla con Carolina Parra, directora de la escuela Gato Dumas, me manifestó que consideraba que la responsabilidad social era un componente importante para ser más competitivos, crear nuevas oportunidades de negocio y construir paz a partir de considerar al equipo humano, el ecosistema y la sostenibilidad como variables a tener en cuenta. Compartió conmigo una anécdota que utiliza con sus estudiantes para ilustrar la importancia de equipo humano. “Resulta que en un restaurante donde trabajaba un chino en la cocina, su jefe lo maltrataba todo el tiempo, humillándolo delante de los compañeros y haciéndolo trabajar largas horas. Un día una señora habló con el jefe y le dijo que no había motivo para tratarlo tan mal ya que merecía respeto como ser humano. El jefe reflexionó y le manifestó al chino que ya no volvería a tratarlo mal. El chino le dio las gracias y le manifestó que entonces ya no volvería a contaminar la comida de los comensales”. Entonces, los malos tratos o el no respeto hacia los empleados puede no tener consecuencias negativas visibles, pero sí hay consecuencias ocultas negativas que, tarde o temprano, afectarán el negocio y, al final, al país.
Alineados con el objetivo de la construcción de paz por medio de la responsabilidad social, la Fundación del Club el Nogal, realizará los días 5 y 6 de Octubre el Congreso de Responsabilidad Social: Reconciliación, Formación y Convivencia, cuyo objetivo es “reflexionar, debatir y contribuir a la construcción de paz, a partir del compromiso de todos los actores, en especial los ciudadanos. De la mano con empresarios, académicos y representantes del Estado y del sector civil, buscamos que la ciudadanía comprenda y se comprometa con la construcción de paz que, sin lugar a dudas, permitirá edificar una sociedad más justa, equitativa y reconciliada”.
Contará con varios paneles muy interesantes que responden a las siguientes preguntas: ¿Qué supone educar para la paz?, ¿cuáles son esas nuevas prácticas pedagógicas necesarias para la formación de ciudadanos que convivan en paz?, ¿cuáles deben ser los aportes de las instituciones para la formación de profesionales que fortalezcan la equidad y la convivencia pacífica?
Concentrando entonces varios de los debates y conversatorios del congreso en la respuesta a la gran pregunta ¿cómo se educa para la paz?
Al reflexionar sobre el tema, recordé un documental llamado La Educación Prohibida, en el que se hace una crítica al sistema educativo actual, señalando que muchas instituciones cuentan con una metodología en la que los estudiantes de todas las edades van a aprender una sola cosa: a “Repetir” sin siquiera haber entendido la información, solo repetir libros y textos extensos.
Señala que se han creado generaciones enteras en las que se aprendió de memoria, ya que todos los conocimientos adquiridos mas no comprendidos, no son asimilados para ser aplicados. De allí que no se trabajara en dos temas fundamentales: el ser y sus valores, y análisis y creatividad. Lo que tuvo como consecución más violencia y situaciones de matoneo.
¿Cómo entonces se educa para la paz? Las nuevas generaciones deben llegar a comprender, pudiendo por medio de la tecnología lograr intensificar sus habilidades, trabajar en el ser, en el desarrollo de la felicidad y propósito de vida, valores, y la comprensión de hacer parte de un ecosistema social, como lo llama el Cipid, en el cual cada quien deber ser líder de su vida, dando la mejor versión de sí mismos, pensando en el bienestar colectivo para que, entre todos, el país crezca sano y con paz sostenible. Así pues, eduquemos seres con valores y no recreemos loras.