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¡No más oídos sordos! La gente se cansó de la alcaldesa regañona y peleonera. Las cifras no mienten. Con una desaprobación en ascenso, Claudia López debe replantear sus formas, su liderazgo y, sobre todo, empezar a dar resultados.
En noviembre del año pasado, en este mismo espacio, me referí al asunto. Para ese entonces se comenzaba a percibir el desgaste de la confrontación que desde el Palacio Liévano habían emprendido. Me preguntaba hasta cuándo sería rentable dicha estrategia y hacía un llamado quizá iluso a recomponer el rumbo. Hoy, cuatro meses después, poco a cambiado, pero la cuenta de cobro, al parecer, sí ha llegado.
En Bogotá, a sus habitantes les preocupa la inseguridad y el desempleo. No comprenden restricciones que, como en el caso de los gastrobares, les ponen trabas para operar cuando atraviesan la peor de las crisis. A los capitalinos les molesta el mal estado de las vías de nuevo descuidadas y llenas de huecos, y en general, les afecta sentir que están perdiendo bienestar.
La vida real de las personas no está en los agarrones de Twitter, ni sus problemáticas se solucionan a punta de mensajes cizañeros. Por estar cazando peleas y buscando culpables en orillas políticas contrarias, la alcaldesa luce desconectada de la cotidianidad de la compleja urbe que gobierna.
Hablar duro no significa ser eficiente y, con autoritarismos, en un país por fortuna democrático, solo se cultiva rechazo. Las estadísticas, que de algún modo se convierten en la voz del pueblo, la castigan cada vez más. La reciente encuesta de Invamer deja al descubierto la caída libre que viene experimentando la aprobación de su gestión.
En abril de 2020 la mandataria de los bogotanos contaba con un presumible 89% de aceptación. Sin embargo, con el tiempo, los ciudadanos evidenciaron que, entre encontronazos, salidas en falso e incoherencias, la capital se estaba estancando. Ahora, su calificación positiva se ubica en 52%.
El examen lo pasa raspando, pero el dato a mirar con lupa está en el acelerado crecimiento de su desaprobación. La evaluación negativa a su desempeño, en 10 meses, ha tenido un comportamiento muy diciente. De un tímido 9% transitó a un rimbombante 43% y de enero a febrero de 2021, ese indicador que la reprueba, aumentó seis puntos.
En tanto su administración siga por el mismo camino, con tono despectivo, mandando a la gente a trabajar juiciosa, emitiendo declaraciones irresponsables e incendiarias contra la Policía y buscando obstáculos para todo, el hastío crecerá.
Claudia López parecer olvidar que en Bogotá los ciudadanos tienen que lidiar con un índice de desempleo de 21,6%, decepcionados intentan digerir el asesinato de un taxista que pretendía frustrar un robo y con miedo se enfrentan al día a día en las calles. Capotear bandas de atracadores que se camuflan de domiciliarios, ladrones de relojes fuertemente armados y asaltos masivos en el transporte público mientras los ingresos de las familias se mantienen a medias, agobia.
Es de seres humanos inteligentes escuchar, autoevaluarse y replantear. Alcaldesa, usted es una mujer inteligente. No se deje ganar por la soberbia y la terquedad. Más acciones, menos show es lo que pide la gente. Un líder no es nada sin apoyo popular.