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Analistas 01/04/2013

Un mejor camino, en tren

La República Más
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Una nueva investigación publicada en el sitio de Internet Vox por los economistas europeos Rafael Lalive, Simón Luechinger y Armin Schmutzler sobre los efectos del incremento en el servicio de tren usa astutamente experimentos naturales creados por cambios en la propiedad y regulación alemana. Los resultados no son tan sorprendentes – un servicio de tren más frecuente reduce marcadamente la contaminación y otros costos asociados con conducir – pero es bueno tener este tipo de investigación sólida para apoyar nuestra intuición.

¿Y puedo decir que es un tema que realmente merece mucho más atención? Mea culpa: desde hace un tiempo no he escrito mucho sobre estos temas, enfocándome principalmente en la crisis económica, que por el momento está en primera fila. Pero sabemos, con la misma certeza que podemos tener en cualquier cosa de la ciencia económica, que aquí hay enormes fallas del mercado – que cada vez que un individuo opta por manejar durante la hora pico, está imponiendo enormes costos a los demás conductores, a la gente que respira, y más.

La respuesta ha sido adecuar los incentivos y cobrar tarifas abultadas por conducir en áreas congestionadas. Aparte de eso, hay enormes beneficios de “segundo mejor” en el tránsito masivo; si sacáramos las cuentas, contabilizando todos los beneficios, el servicio del Corredor del Noreste de Amtrak (que gana dinero incluso sin tomar en cuenta esto) sería visto como un enorme beneficio social, y proyectos como el túnel ferroviario bajo el río Hudson entre Nueva York y Nueva Jersey serían totalmente obvios.
 
Y la cosa es que éstas son externalidades que todo mundo puede ver. Alguien  puede negar el calentamiento global (y que sea castigado en la otra vida por hacerlo – este tipo de negación por motivos personales o políticos mezquinos es un pecado casi inconcebible), pero ¿alguien que pueda negar que más choferes significa más congestión de tráfico?
 
Bueno, tal vez estoy subestimando el poder de la negación. Pero aun así, es un caso totalmente obvio a favor de la intervención gubernamental que nos está viendo a la cara cada vez que salimos a una carretera.
 
Dirigiendo el gobierno como un negocio o una familia
 
He dedicado mucho tiempo a intentar derribar la mala analogía entre los gobiernos y los individuos, y la línea de que el gobierno debería actuar como una familia o negocio individual y reducir el gasto cuando los tiempos son duros.
 
El punto clave es la interdependencia: su gasto es mi ingreso, mi gasto es su ingreso, y si intentamos recortar el gasto al mismo tiempo, el resultado es una depresión. Alguien tiene que dar el paso al frente y gastar cuando los demás no quieren hacerlo – y el gobierno puede y debe ser ese alguien.
 
Dicho lo anterior, lo gracioso es que los individuos y negocios reales no se comportan como afirman los vigilantes del presupuesto equilibrado. Los negocios a menudo se endeudan y gastan cuando pedir prestado es barato o cuando ven altos beneficios en la inversión; lo mismo pasa con las familias. Entonces, Josh Israel, un reportero de la página de Internet de comentarios Think Progress, hace bien al señalar en una publicación reciente (titulada “14 GOP Congressmen Who Think Government Shouldn’t Borrow Have Big Debts Of Their Own”) cuántos de esos congresistas tienen deudas personales bastante grandes.
 
 

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