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Analistas 22/04/2017

Políticas de identidad en Francia

Foto: New York Times
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Una cosa que se tiene que tener en mente es que la economía francesa recibe muy mala cobertura mediática; es el resultado de cierta combinación de sesgo conservador (“con un Estado benefactor tan generoso deben ser un desastre”, dice el pensamiento popular) y envidia cultural y fastidio. Roger Cohen, columnista del New York Times, se citó a sí mismo al decir que hay “una sensación generalizada de que no solo los empleos, sino también el poder, la riqueza, las ideas y la propia identidad nacional, están migrando, permanentemente y a una velocidad apabullante, para dejar una grandeza sosa en las riberas del Sena”. Después señaló irónicamente que lo habría escrito en 1997, y que de alguna forma Francia sigue aquí.

De hecho, la década de 1990 fue algo así como un punto bajo. De varias maneras importantes, a Francia le ha ido mejor desde entonces, especialmente en comparación con Estados Unidos. El desempleo oficial es alto, pero eso de cierta forma es engañoso. Si analizamos los adultos en edad economicamente activa, de hecho tienen más probabilidad de estar empleados en Francia que en Estados Unidos.

La productividad francesa ha pasado de estar ligeramente arriba a ligeramente abajo del nivel en Estados Unidos, quizás porque más gente está empleada. Pero básicamente estamos viendo un país que está en la frontera tecnológica.

Y si una inflación muy baja sirve de indicio, la economía francesa efectivamente parece estar operando ligeramente por debajo del potencial. Pero no es una crisis macroeconómica.

Como escribí recientemente, Francia no es Grecia: el euro fue una mala idea, pero Francia no es una nación que actualmente esté sufriendo severamente por no tener una moneda independiente, así que no hay urgencia por salirse del euro y, por tanto, no hay motivos obvios para incurrir en los enormes costos que impondrían una salida.

Entonces, ¿de qué se trata todo? Presumiblemente todo tiene que ver con la política de la identidad, al estilo francés. Pero mi punto es que el tropo de la ansiedad económica opera aún peor en Francia que aquí.

Ah, y permítanme repetir: Le Pen no ofrece ninguna respuesta para los problemas de la Unión Europea.

En alabanza de la enfermería

Repentinamente estoy recibiendo mucho correo sobre una cosa descuidada e insensible que hice de paso hace un tiempo. Estaba escribiendo sobre qué tipo de trabajo sobreviviría a la tecnología digital, y describí a la enfermería entre otras cosas como trabajo “servil”.

Lo raro es que nunca lo he creído. No recuerdo qué estaba pensando, pero pude haber querido decir trabajo “manual” (lo cual, sin embargo, tampoco es correcto, dado que la enfermería conlleva mucho más que habilidades manuales).

De cualquier forma, mis disculpas para los enfermeros: si los insulté, incluso inadvertidamente, estuvo mal. Soy muy consciente de cuánta formación conlleva su profesión, y también de lo difícil que es; me sentiría espantado de tener que hacer frente, aunque fuera una sola vez, a las cosas que ustedes enfrentan todos los días.

No volveré a cometer el mismo error.

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