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Analistas 31/08/2014

Percepciones erróneas sobre la sociedad de clase media

Foto: Doug Mills/The New York Times
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En una comparación entre Estados Unidos y Francia, por ejemplo, los franceses piensan que viven en una pirámide jerárquica, cuando en la realidad son principalmente clase media; con los estadounidenses pasa lo contrario (los gráficos del estudio pueden verse aquí: bit.ly/1pBvV7l). Tal como lo señala el estudio, otra evidencia también muestra que los estadounidenses también subestiman enormemente la desigualdad en su propia sociedad; y cuando se les pide que escojan una distribución de riqueza ideal, dicen que les gusta la de Suecia.

¿A qué se debe la diferencia? Yo y muchos otros sostendríamos que el excepcionalismo estadounidense en lo que respecta a distribución del ingreso (nuestras singulares sospechas y hostilidad hacia el seguro social y los programas contra la pobreza) está muy vinculada con nuestra historia racial. Sin embargo, esto no explica de ninguna forma directa por qué deberíamos percibir equivocadamente la verdadera desigualdad: la gente podría oponerse a ayudar a Esa Gente y entender al mismo tiempo qué tan ricos son los ricos. No obstante, podría haber un efecto indirecto: la división racial empodera todo tipo de grupos de ala derecha, los que a su vez emiten mucha propaganda descartando y minimizando la desigualdad.

Es una cosa interesante.

La eurocatástrofe
En un artículo para The Washington Post, Matt O’Brien señaló recientemente que a Europa le está yendo peor que durante la Gran Depresión. Mientras tanto, el presidente francés, François Hollande (cuya falta de carácter y disposición a comprar la idea de la austeridad condenó su presidencia y muy posiblemente al proyecto europeo), finalmente, y tentativamente, está sugiriendo que quizás la respuesta no sea más austeridad.

Simon Wren Lewis, economista de Oxford, piensa que la aceptación europea de la austeridad fue una contingencia histórica; básicamente, la crisis griega reforzó la mano de los austeritarios en un momento crítico. No pienso que sea así de fácil de explicar. 

Mi sensación es que en Europa había un poderoso sentimiento anti-keynesiano incluso antes de la crisis griega, y que la macroeconomía, como la entienden los economistas anglosajones, nunca tuvo una verdadera base en los corredores de poder de Europa.

Cualquiera que sea la explicación, tal como lo señala el Sr. O’Brien, ahora estamos viendo una de las grandes catástrofes de la historia económica.

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