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Analistas 19/10/2015

¿Nos debería preocupar China?

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En general, he estado diciendo a la gente que nuestro grado de preocupación debería ser “no mucho”, aunque los derrames son una cuestión más importante para Japón y Corea del Sur. Pero Willem Buiter, economista de Citigroup, sugirió recientemente que los problemas de China podrían ser muy significativos para otros países, y podrían llevar a una recesión global (lea su análisis aquí: willembuiter.com/China2015.pdf).

¿Tiene razón?

Permítame empezar con el caso a favor de no preocuparse mucho, que se reduce al hecho de que la economía de China, pese a ser grande, sigue representando apenas una fracción de la economía global (aproximadamente 15 por ciento bajo los tipos de cambio del mercado, que tanto el Sr. Buiter como yo consideramos que es el número importante). Ahora, tenemos un modelo muy viejo (pero todavía útil) para ver la simple economía de la interdependencia: el multiplicador del comercio exterior. Imagínense un mundo con dos países, A y B, donde el A tiene una recesión. Esto causará que caigan las importaciones del país A provenientes del B, con un efecto contractivo sobre el B. La contracción del país B lleva a una caída de las importaciones provenientes del país A, llevando a una mayor crisis en la economía del A, llevando a su vez a aún menos importaciones del país B, y así por el estilo.

Esto pudiera parecer un proceso explosivo, pero con números realistas, en verdad es convergente, y, de hecho, los efectos posteriores deberían ser triviales. Las importaciones chinas del resto del mundo representan menos del 3 por ciento del producto interno bruto (PIB) del resto del mundo. Supongamos que China experimenta una caída de 5 por ciento en su PIB; dada una elasticidad del ingreso de 2, lo que es razonable, esto significaría una caída de 10 por ciento en las importaciones, pero esto es un impacto para el resto del mundo de apenas 0.3 por ciento del PIB. No es que no sea nada, pero no es tan importante. Sin embargo, con base en episodios como la crisis financiera asiática de 1997-98, mi sensación es que a menudo vemos mucho más contagio de crisis económicas de lo que puede explicar este tipo de modelo.

Entonces, ¿qué más podría pasar?

Es posible que una crisis económica china pueda hacer mucho más daño (a través de su impacto sobre el precio de las commodities) a otros mercados emergentes que lo que sugiere el análisis de arriba. Sigo trabajando en esto, aunque hasta el momento parece que no estoy encontrando mucho.

Otra posibilidad es una versión interna del acelerador financiero. Como lo señala el Sr. Buiter, muchos mercados emergentes parecen ser vulnerables gracias a deuda del sector privado en moneda extranjera (lo que fue tan mortal en Asia en 1997-98). Así que puede imaginarse que una caída en las exportaciones motivada por China podría llevar a depreciación de monedas, lo que podría llevar a problemas financieros, lo que podría llevar a reducciones mucho más pronunciadas en el PIB de lo que sugeriría un multiplicador directo de exportaciones.

O tal vez podríamos ver alguna versión del contagio financiero que involucró a las economías emergentes en la década de 1990. Problemas en Brasil podrían hacer que los inversionistas recelen de otros mercados emergentes, lo que entonces podría hacer crecer los diferenciales de interés y forzar medidas de austeridad fiscal que podrían empeorar la caída. O en lo que a eso respecta, al grado en que los mismos fondos de inversiones han estado comprando activos en un número de naciones emergentes, las pérdidas en un lugar podrían forzarlos a liquidar activos en otras partes, causando cierto tipo de deflación de la deuda mundial. Esta fue una historia popular en la década de 1990, y podría volver a aplicar.

En general, no me convence la tesis Buiter; China no parece ser tan grande como para hacer caer al resto del mundo. Pero no estoy extremadamente firme en esa convicción, principalmente porque hemos visto tanto contagio en el pasado.

Sigan sintonizados.

Temores de contagio

Willem Buiter, economista en jefe del Citigroup, pronosticó en septiembre en un informe que el reciente trastorno económico de China podría arrastrar a la economía mundial a un periodo de menor crecimiento.

“Los economistas raras veces hablan de recesiones, bajadas, recuperaciones o periodos de auge a menos que lo tengan en frente”, escribió en su análisis el Sr. Buiter. “Creemos que pudiera ser una de esas veces”, señaló.

Históricamente, gran parte del crecimiento de China ha sido impulsado por un gasto en inversión extraordinariamente alto, lo que ha ayudado a transformar la economía del país en lo que a menudo se le llama “la fábrica del mundo”. Pero durante los últimos años, dicho gasto ha dejado a la nación con una capacidad significativamente más productiva que lo que los mercados globales están dispuestos a consumir.

En respuesta, los líderes de China han intentado impulsar el mercado de consumo nacional para que parte de ese exceso pueda absorberse, pero sus planes han enfrentado serios desafíos, primordialmente porque el incremento en el estándar de vida necesario para estimular dicho consumo nacional de hecho podría poner en peligro la competitividad global de las exportaciones de la nación.

Bajo la mirada del Sr. Buiter, la caída esperada en el gasto de inversión y PIB de China podría enviar ondas de impacto a otras economías que se han vuelto dependientes del crecimiento de la nación. La demanda de China de materia prima, por ejemplo, ha impulsado auges de commodities en muchos mercados emergentes. Esos mercados ahora podrían enfrentar sus propias crisis conforme caigan las exportaciones. Adicionalmente, muchas compañías privadas de esos países han tomado un monto significativo de deuda denominada en monedas extranjeras. Entonces, aunque las perspectivas económicas más débiles podrían causar una caída en el valor de las monedas de esas naciones, el valor de estas deudas podría inflarse.

Martin Wolf, columnista de The Financial Times, señaló recientemente que mientras que otras caídas económicas globales modernas han sido provocadas por Estados Unidos, “es perfectamente plausible un escenario de crecimiento-recesión global ‘Hecho en China’”.

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