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Analistas 21/04/2012

El asombroso trabajo de mezquindad y falta de empatía del legislador republicano: Krugman

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En general, soy un tipo de números y conceptos, no de sentimientos. Cuando ataco a alguien como Paul Ryan, el republicano que preside el Comité Presupuestario de la Cámara de Representantes, enfatizo su irresponsabilidad y deshonestidad, no su evidente falta de empatía por los menos afortunados.

No obstante, hay veces - en el caso del Sr. Ryan y, más generalmente, el de gran parte de su tribu política - en que esa falta de empatía simplemente es impresionante. Harold Pollack, profesor de administración de servicios sociales de la Universidad de Chicago, recientemente atrapó al Sr. Ryan diciendo que los recortes que propone en Medicaid, vales alimenticios y otras cosas son "la segunda ronda de la reforma al sistema de seguridad social", en declaraciones pronunciadas luego que se develara su último plan presupuestario, y sugiriendo que nuestro juego actual de programas sociales es "una hamaca que arrulla gente sana y fuerte para que lleve una vida de dependencia y complacencia".
 
¡Oh ... Dios ... mío!
El Sr. Pollack escribió recientemente en "The Reality Based Community Blog": "Vivo y trabajo en el sur de Chicago, cerca de cientos de miles de personas pobres que resultarían profundamente afectadas por las políticas que respalda el congresista Ryan. Algunos son desempleados. Otros trabajan duro todos los días en trabajos miserables. Otros son estudiantes de primaria. No necesitan sermones de un congresista conspicuamente mimado respecto de su 'voluntad e incentivo para aprovechar al máximo su vida'".
 
Para empezar, si cree que la reforma al sistema de seguridad social ha sido excelente, lea el informe ampliado publicado en el New York Times por Jason DeParle, intitulado "Welfare Limits Left Poor Adrift as Recession Hit", sobre la desesperación de muchos estadounidenses pobres que intentan sobrevivir en una economía deprimida, sin protección de la despedazada red de seguridad social. Se requiere una monumental incapacidad de percibir la vida de los otros para elogiar alegremente los resultados de la reforma al sistema de seguridad social en momentos como estos.
 
Y si analiza lo desesperado que tiene que estar alguien para calificar para los vales alimenticios y Medicaid, la noción de que estos programas fomentan la "complacencia" es impresionante.
Y, por supuesto, ser "sano y fuerte" en la economía actual ni remotamente garantiza que de hecho se pueda encontrar trabajo, sin importar lo mucho que busque.
 
Ryan, según dicen, es un tipo agradable. Y tal vez lo sea, con la gente que conoce. Pero evidentemente no tiene interés en la vida de los menos afortunados.
El origen de las falsas apariencias
No me hizo feliz la decisión del Presidente Obama de describir a los republicanos como darwinistas en un discurso pronunciado a principios de mes - no porque crea que esté equivocado, sino porque me pregunté cuántos votantes entenderían su punto. ¿Cuánta gente sabe quién fue Herbert Spencer? (El acuñó la frase de "la supervivencia del más apto".)
 
Resulta ser, empero, que los intelectuales del ala derecha están furiosos porque ... bueno, es un poco desconcertante. Una queja es que algunos de los darwinistas sociales del siglo XIX eran racistas sociales; bueno, en general mucha gente del siglo XIX lo era, y el racismo no es el centro de la doctrina.
La otra característica que resalta es que los conservadores modernos literalmente no quieren que la gente pobre muera. ¿Y?
 
Tal como lo dice Jonathan Chait, comentarista de la revista New York, la verdadera característica que define del darwinismo social corresponde a  la noción de que una rigurosa desigualdad es necesaria y correcta. Y eso es absolutamente lo que cree la derecha de ahora - punto que pretende oscurecer toda esta falsa ira sobre la etiqueta de darwinistas.

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