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Analistas 23/02/2019

Renta Fija: Un activo clave

Pascal Rohner
Director de Inversiones de In On Capital
Analista LR

El año pasado fue un año complicado para inversionistas con portafolios en dólares estadounidenses. Las acciones sufrieren pérdidas, con caídas fuertes en el último trimestre. El índice de las acciones globales (Msci AC World Index) cayó 9,1% en 2018. En otras ocasiones, la renta fija, sobre todo bonos seguros con duraciones largas, protegía a los inversionistas en momentos de crisis. Pero el año pasado, ni siquiera los activos de renta fija se salvaron de las desvalorizaciones ocasionadas por los diferentes eventos políticos y económicos. Por ejemplo, el índice de bonos corporativos de grade de inversión en EE.UU. sufrió una pérdida total (incluyendo los cupones) de 3,8%.

La buena noticia es que para este tipo de activos el punto de partida es más favorable y comienzan a ver algo de luz. Sin embargo, bajo la coyuntura económica actual se debe ser selectivo porque aún existen diferentes riesgos que se deben tener en el radar. De acuerdo con lo anterior, ¿Qué esperamos de los activos de renta fija?, lo más probable es que en 2019 sea una de las clases de activos con un desempeño positivo. En cualquier caso, hay segmentos que se deben evitar. En las próximas líneas lo explicaremos.

Comenzando por la renta fija denominada en dólares, es claro que las tasas de interés han despegado gracias al mayor crecimiento económico que llevó a la Reserva Federal a aumentar su tasa de referencia hasta un rango entre 2,25% y 2,50%. Los rendimientos que se encuentran en el mercado, principalmente de deuda corporativa son ahora más atractivos que en años anteriores. No obstante, el factor más relevante en este momento debería ser la calidad crediticia. De acuerdo con el banco de inversión Goldman Sachs, la calidad crediticia en el mercado de bonos se ha deteriorado, pues los bonos con calificación BBB -la más baja en lo que se denomina grado de inversión- ha pasado de representar menos de 30% en 2009 a cerca de 45% del total del mercado de deuda corporativa. Esto significa que ante cualquier choque de estrés financiero gran parte de estos bonos podría pasar a ser catalogado como bono basura -calificaciones a partir de BB+ hacia abajo- causando una venta masiva de este tipo de títulos al haber más oferta y percibir mayor riesgo de impago.

Algunos nichos como la renta fija de tasa flotante y los préstamos subordinados deberían tener rendimientos más modestos principalmente por una posición más flexible de la Reserva Federal, pues como mencionó el presidente de dicha entidad, Jerome Powell, en su más reciente conferencia de prensa “se han debilitado los argumentos para subir las tasas de interés”. Otros segmentos más exóticos como las preferentes en dólares deberían ser reducidos parcialmente pues gran parte de estos activos no cumplen los requerimientos para ser activos de alta calidad.

Respecto a la renta fija en euros, la situación es más complicada. Los rendimientos aún se encuentran cercanos a cero o en algunos casos negativos. Algo nada atractivo para los inversores. Sin embargo, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido a partir de este año poner fin a su programa de inyección de liquidez a través de la compra mensual de bonos, mostrando confianza en la economía del viejo continente. No obstante, la desaceleración y la ausencia de presiones inflacionarias podrían demostrar que se trata de una decisión prematura. Por último, el presidente del BCE, Mario Draghi, culmina su periodo en octubre, inyectando más incertidumbre. Amanecerá y veremos.

Por el lado de los mercados emergentes, la coyuntura actual muestra vientos a favor. Tanto la deuda emitida en dólares como en moneda local fueron unos de los más castigados durante 2018, afectados en gran medida por la fortaleza del dólar. En 2019, dicha firmeza del dólar podría disiparse, pues las tasas de interés están cada vez más cerca de su techo. Lo más importante es seleccionar los países con mejores fundamentales como por ejemplo Brasil, Colombia, Chile y otras economías emergentes del sur asiático como Indonesia.

En resumen, en un entorno de alta incertidumbre y rendimientos un poco más atractivos, la renta fija juega un papel determinante para los portafolios. Lo más adecuado sería realizar inversiones en empresas con alta calidad crediticia, estados financieros sólidos y bajos niveles de endeudamiento. Del mismo modo, es aconsejable proteger los portafolios a través de inversiones en bonos del Tesoro de EE. UU. de largo plazo, puesto que conservan un rendimiento atractivo y ante cualquier evento de estrés financiero los inversionistas buscan refugiarse en activos seguros. Por último, los mercados emergentes ofrecen oportunidades, al mantener un rendimiento cercano a 6% y estar respaldados por una Reserva Federal más flexible y cautelosa.

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