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Analistas 26/06/2021

La ciencia que aporta al desarrollo

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Preguntar por el papel de la Universidad en la historia ha sido siempre una cuestión desafiante. Hoy lo sigue siendo, mucho más en el contexto actual del mundo con todas las variables de todo tipo que lo configuran. En este sentido, es claro que las Instituciones de Educación Superior (IES) tienen una responsabilidad mayor en la medida en que están aportando o deberían entregar a la sociedad las fuentes intelectuales que le sustentan. No podrá construirse una sociedad en la actualidad que no se fundamente en perspectivas de conocimientos que sean los fundamentos de su conformación y desarrollo.

En un contexto de sociedad que cambia, las IES son garantía donde la tradición humanista sigue siendo expresión de su autonomía intelectual, ética y política como condición que garantiza la responsabilidad que, en la actualidad, adquiere de ser faro y guía para las mismas sociedades. La educación es un derecho humano, un bien común y debe estar al alcance de todos. Para realizar o alcanzar el verdadero potencial humano en todas partes, las IES están invitadas a interactuar con las necesidades de las comunidades y, desde allí, desarrollar iniciativas estratégicas y mecanismos que concreticen su responsabilidad por aportar al mundo un bienestar más humano, y más social.

Sin duda alguna, siendo un lugar donde se genera y gestiona el conocimiento, resulta prioridad de las IES hacer que la ciencia que se produce, con espíritu humanista, genere un mundo menos desigual. Los desafíos de los impactos de la pandemia y de las complejidades sociales del momento nos llevan a concretar una ciencia más colaborativa y abierta, es decir una ciencia que hace posible el impacto de la transformación “de condiciones menos humanas a condiciones más humanas”. Nos alegra descubrir, a través de la misionalidad de muchas IES, que estas vienen reconociendo la urgencia o necesidad de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible; y así lo expresa el nuevo Informe sobre la ciencia de la Unesco (séptima edición), que pide un aumento sustancial de la inversión en ciencia frente a las crecientes crisis a nivel mundial para alcanzar un desarrollo más inteligente.

El reto está en que las IES alineen sus políticas a la Agenda 2030 para alcanzar el tan anhelado y necesario desarrollo sostenible, y comprometan sus prácticas de gestión y las relaciones con los actores con los que dialogan (internos y externos) en la construcción de valores que aporten al mundo de una sociedad más incluyente y equitativa. En este sentido, la producción de conocimiento de las IES es completamente relevante en la actualidad para alcanzar el tan anhelado progreso y bienestar humano y social. La ciencia abierta de la que hoy se habla tanto es la clave para poder lograr este propósito misional de la gran mayoría de las IES del país y del mundo. Una generación de conocimiento que se desarrolla en marcos de transparencia, de inclusión y de eficacia que la sociedad actual requiere y reclama insistentemente. Todos los actores, factores y mecanismos académicos deben estar al servicio de este objetivo superior de un conocimiento que se apropia socialmente frente a las diversas necesidades del contexto.

Y aunque queda un trabajo por desarrollar en este marco de actuación de las IES, es necesario continuar con el diseño e implementación de estrategias y mecanismos que permitan que la generación, gestión y apropiación del conocimiento aporte su mayor potencial, igualitario y abierto, a un presente y futuro que contraiga las desigualdades de la sociedad, cierre brechas, y propicie una realidad más justa, equitativa y en paz.

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