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Analistas 26/02/2022

Campus universitarios “inteligentes”

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

Todos somos conscientes de que la era digital permea las diversas dimensiones de la existencia humana. Esta llegó para quedarse e involucrarse las dinámicas de vida de las personas en su cotidianidad, y a su vez, son determinantes de decisión, en ciertos grupos poblacionales. Una dimensión en donde ahora interviene la digitalidad corresponde a la educación superior. Hoy, esta apuesta congrega a colectivos de estudiantes en espacios o escenarios físicos diseñados con los mejores recursos del mundo digital que se compaginan con los retos de un aprendizaje de competencias y habilidades acordes con el mundo del trabajo, que aspira a incorporar un talento humano formado para dar respuesta a las necesidades y realidades actuales.

En este orden de ideas, las Instituciones de Educación Superior (IES) están haciendo todos sus esfuerzos para que el desarrollo de su infraestructura física no sea solamente la suma de ladrillos, unos en encima de los otros, sino que sus diseños estén orientados para que los estudiantes potencien sus aprendizajes, que puedan encontrar en ellos escenarios sociales, es decir, ambientes con experiencias significativas y simultáneas de trabajo académico, de bienestar, e incluso de sentirse mejor que en su propia casa. Esta realidad se ha afirmado mucho más después de la pandemia.

Los estudiantes han encontrado el valor de lo digital para su desarrollo educativo y no quieren volver a los campus para vivir experiencias que no les agregue valor a sus procesos de formación, o que no los introduzcan en el mundo de las tecnologías emergentes que los prepara para una adecuada sinergia con el mundo del trabajo de la Cuarta Revolución Industrial. Con esta realidad de por medio es claro que las IES tienen una oportunidad para orientar sus proyectos de infraestructura física hacia la transformación del estilo de “ciudad inteligente” en sus propios campus a una escala más pequeña.

Con este desafío de fondo, la vocación de los edificios de los campus universitarios está llamada a generar mayor satisfacción desde la experiencia vivida por toda la comunidad académica, particularmente de los estudiantes que encuentran oportunidades de escenarios formativos o aulas de aprendizajes acordes con el mundo al que están acostumbrados en su diario vivir inmerso en la cultura digital. De igual manera, estos diseños arquitectónicos permiten que la visión de sostenibilidad de las IES sea mucho más coherente con sus apuestas misionales de tipo ambiental, dado que mejoran el desempeño del edificio en aspectos como el consumo de energía y agua, la seguridad y la comodidad de las personas, pero también permiten reducir los costos de operación para que estos se vean reflejados en un menor valor de la matrícula. En síntesis, todos estos beneficios vienen de la cultura de la digitalización, y de la conciencia social y ambiental.

Comprender los beneficios de los “campus inteligentes” es una cosa; encontrar formas prácticas, asequibles y sostenibles de lograr la conversión de edificios inteligentes es otra, particularmente durante una época de volatilidad económica. Cuando es difícil para una organización justificar la priorización de la inversión de capital, existe la tentación de no hacer nada. Cada día que un edificio no se ha convertido en “inteligente” es un día en el que se han perdido ahorros de dinero, se han consumido recursos naturales innecesarios y no se han entregado beneficios de aprendizaje y sociales a los estudiantes, profesores, colaboradores de la comunidad académica y todos aquellos que hacen parte de la cadena de valor de la prestación del servicio educativo. Las discusiones sobre el futuro de los campus son más importantes ahora que nunca.

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