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Analistas 26/06/2021

La nueva normalidad a US$80 por barril

Óscar Díaz Martínez
Presidente de la Junta Directiva de Acipet
Analista LR

La nueva normalidad no es algo exclusivo de una situación generada por el covid-19. Entre los años 2011 y 2013 los precios del petróleo se estabilizaron en US$100 por barril, pero el punto es que este precio se encontraba cinco veces por encima del registrado en la década de los noventas. Dada esta condición, el nuevo valor fue considerado como la nueva normalidad, y bajo este escenario de precios se dio la planificación de los nuevos proyectos.

Pero esto se da por un conjunto de factores, como el surgimiento de los no convencionales en Estados Unidos, y la geopolítica muy activa. El segundo punto hace referencia a los ataques de grupos insurgentes a la infraestructura de transporte en Nigeria, el socialismo en Venezuela, las sanciones a Irán para contener su programa nuclear, y el avance de Isis en Irak. Sorprendentemente uno de estos factores permitió que el surgimiento del otro no afectara los precios.

Pero, ¿y qué pasó en el 2014? Aparentemente los aspectos geopolíticos fueron quedando de lado y la producción se incrementó con los aportes de Canadá, Rusia, Brasil e Irak, más la gran producción proveniente de Estados Unidos. Esto trajo como consecuencia que los precios cayeran hasta los US$70 por barril.

Pero, nuevamente aparecen dos factores que influyen fuertemente en la caída de precios con valores por debajo de los US$25, como lo fue la estrategia de los estados árabes árabe para evitar que Irán se beneficiara de los precios de crudo, donde Estados Unidos levantó la sanción impuesta años atrás, y la mayor producción al no lograrse un acuerdo de los países de la Opep,

Los bajos precios estimularon nueva demanda y como resultado el consumo se duplicó para el 2015. No obstante, al no vislumbrarse un acuerdo entre los países productores, es aquí en donde un jugador importante se hace presente, Rusia liderando un grupo de países no miembros de la Opep, y en conversaciones con Arabia Saudita, logra que se dé un recorte de 1,6 millones de barriles de petróleo por día. A partir de este momento comenzamos a escuchar lo que hoy en día conocemos como Opep+.

Ahora, cuatro años más tarde, después de un año muy difícil para la industria de hidrocarburos, en donde por el cierre de fronteras la demanda de energía se redujo ostensiblemente, el precio se encuentra por encima de los 70 dólares y podría llegar a los US$80 por barril.

Pero, ¿cuál es el factor común en estos dos períodos?, no es más que un acuerdo colectivo cuando se percibe que se está dejando valor sobre la mesa. Rusia se ha convertido en un gran protagonista siendo intermediario en momentos de crisis y a la vez un gran oportunista capturando mercado.

Aquí, para aquellos detractores del “fraccing” en nuestro país, y que aún no quieren entender el impacto de los hidrocarburos en las finanzas del Estado, es una buena oportunidad para hacerle un seguimiento a lo que viene haciendo Rusia, cuyas finanzas se soportan en los combustibles fósiles. Es evidente que cuando hay voluntad, los objetivos colectivos siempre estarán por encima de los particulares.

Para terminar, les invito a leer el libro “The new map: Energy, Climate and the Clash of Nations” de Daniel Yergin, del cual he tomado información para escribir este artículo.

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