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Analistas 21/06/2023

‘The West and the rest’

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA

Los empresarios nos enfrentamos a la compleja tarea de sacar adelante proyectos de los cuales depende nuestro propio porvenir, pero que también afectan directamente a quienes trabajan y confían en nuestras organizaciones, al tiempo que contribuyen activamente al progreso económico y social de nuestros países.

Sin embargo, hay factores que condicionan nuestro negocio pero escapan a nuestro ámbito de decisiones, como es el papel que ocupa nuestro país y nuestra región en el mundo.

Por tanto, cuando desarrollamos estrategias a largo plazo es imprescindible saber el posicionamiento de los Estados en un contexto global y actual, pero también cual será dentro de una década. Eso es lo que llamamos geopolítica, hoy más unida a la economía que nunca.

Ahí está la crisis de los semiconductores o la guerra en Ucrania y las sanciones a Rusia, con consecuencias directas en la producción y comercio mundial; y, por tanto, en nuestras propias organizaciones. La mejor prueba de que, en estos momentos, la geopolítica domina la economía.

Conscientes de ello, en el reciente Congreso del Consejo Empresarial Alianza por Iberoamérica (Ceapi), se quiso contar con la experiencia, visión y conocimiento de Félix Sanz Roldán, director del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en España durante más de una década, hasta con tres presidentes de Gobierno distintos, para que nos ayudara a comprender el mapa geopolítico actual y del futuro.

Está claro que la economía necesita un orden mundial para desarrollarse. Sin embargo, los hitos que alteran ese orden se están acelerando. El último sería el conflicto del este de Europa que, según algunos expertos, está favoreciendo una nueva bipolaridad: the West (EE.UU. y la Unión Europea como aliada- and the rest, que sería el resto del planeta. Aunque más preciso es hablar de tres bloques: the West, otro integrado por China y Rusia y, por último, el resto del mundo que acepta la existencia de los otros dos bloques.

Un cambio que, si bien no convierte a Latinoamérica en protagonista, tampoco la resigna a estar en ese ‘resto’ que calla y observa. Si jugamos bien nuestras cartas, Latam y los países que la integran puede ser decisiva a la hora de alcanzar el equilibrio y la estabilidad de ese nuevo orden mundial, aportando certeza, confianza y seguridad.

Solo unidos y fortaleciendo las relaciones económicas, políticas y sociales entre nosotros lo conseguiremos. Sin embargo, los gobiernos latinoamericanos hablan poco entre ellos y, aún menos, actúan juntos en política exterior. Y algo parecido ocurre a nivel comercial entre las empresas.

El lado positivo de este déficit de integración política y económica de la región es que hay margen para hacer mejor las cosas y ganar protagonismo. La empresa que fundé hace 35 años está hoy presente en 15 países de Europa y América; del mismo modo que las más de 250 empresas que forman parte de Ceapi comparten una misma apuesta por una Latinoamérica que sabe que en España tiene su mejor representante ante la Unión Europea.

Pero esa necesidad de una mayor integración y unidad no debe ser solo una demanda de las empresas a los gobiernos, sino del conjunto de la sociedad. Este es un objetivo que debe estar por encima de ideologías partidistas; porque o avanzamos juntos o el futuro se construirá sin nosotros.

Todos tenemos que aceptar que geopolítica y economía van de la mano: es el primer paso para encontrar el lugar de Latinoamérica en el mundo.

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