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Analistas 16/09/2016

Por unas multilatinas con más consejeras

Núria Vilanova
Presidente de ATREVIA
La República Más
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Las grandes corporaciones latinoamericanas, las multilatinas crecen y avanzan en el exterior y el sector privado se afianza en la región, pero algunas prácticas de buena gobernanza corporativa, especialmente en lo que toca a igualdad en órganos de dirección, no lo hacen al mismo ritmo. 

Pese al avance de los últimos años, los últimos estudios indican que las mujeres ocupan solo entre 6% y 8% de altos cargos (ejecutivas, presidentas, CEO, consejeras) en las firmas latinoamericanas, porcentaje inferior al de otras áreas y al global mundial (19%). El buen gobierno tiene aún un largo camino que recorrer en la región.

Según un reciente estudio de Cwdi, la igualdad en altos puestos se abre paso con dificultad y la mitad de los Consejos de Administración de las grandes firmas latinas son aún totalmente masculinos: 47 de las 100 mayores compañías no tienen ninguna directiva y 93% de los puestos en Consejos están ocupados por varones. Si en 2005 las directivas ocupaban el 5,1% de asientos en Consejos, en 2015 apenas se había subido al 6,5%, lejos del 20% de UE y EE.UU.

Colombia, donde el Gobierno Santos muestra gran sensibilidad por la igualdad y creó en 2014 la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, es el país con más consejeras: un 13,4%, frente al 6,3% de Brasil o al 3,2% de Chile. El informe de Cwdi coincide con otro de McKinsey, que resalta que Colombia es uno de los países donde la mujer juega un rol mayor en alta dirección. 

El 67% de las compañías tiene una mujer en alta gerencia, nivel muy superior a Perú (53%); Chile (42%); Brasil (38%); Argentina (33%) y México (27%). Aunque las colombianas sólo significan el 9% de los asientos en Consejos, la mitad de las firmas tiene una consejera.

El avance es lento, no sólo a pesar de lo que sentido común y equidad dictan, sino a que las firmas con más representación femenina tienen mayores beneficios. En su estudio, McKinsey indicaba que las empresas con mujeres en Consejos tienen un Ebitda superior en 47,6% a aquellas cuya cúpula está integrada solo por hombres. Y rentabilidad superior. Y no sólo hablamos de Consejos, sino que la mayor presencia laboral global de la mujer es clave para el crecimiento: según la UE, si la media de empleo femenina fuese similar a la masculina, el PIB crecería un 30%. Y lo mismo dice el FMI en su informe sobre los beneficios de la equidad de género, donde denuncia que la contribución económica de la mujer es muy inferior a su potencial y dice que desperdiciar el talento de la mitad de la población tiene efectos desastrosos.

Las altas ejecutivas, además, no escapan a una tendencia general global que también se da en salarios. Como sucede para el conjunto de la población laboral femenina, hay una importante brecha, con retribuciones inferiores para las ejecutivas en comparación con colegas varones de igual responsabilidad. Y ni siquiera las dos grandes economías, las que tienen mayor número de multilatinas, Brasil y México, salen bien paradas: en Brasil, las ejecutivas ganan un 26% menos. La brecha sigue y aún queda mucho por recorrer para eliminar las desigualdades.

En mi país, España, también el avance es lento. La incorporación de mujeres en los Consejos de Administración creció en 2015, según el informe “Las Mujeres en los Consejos de Administración de las compañías del Ibex-35”, que elaboramos Atrevia y el Iese, y en 2015, el número de consejeras en las principales firmas cotizadas subió a 91 (+13,75%). Y desde 2010 el peso relativo de las mujeres en los Consejos ha crecido del 10,56% al 19,83%, pero no basta y se está lejos de las recomendaciones en diversidad de los códigos de buena gobernanza. En Europa el peso de la mujer en los Consejos de grandes cotizadas es del 21,2%.

No obstante, soy optimista y creo que la igualdad seguirá avanzando y con más celeridad. Creo que cada vez es más claro que el porcentaje de mujeres en puestos directivos no es sólo indicador de progreso social, sino que es ya un termómetro de la salud de una economía.

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