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He tenido la oportunidad de acompañar al sector minero en Cartagena, en el Congreso Nacional de Minería. Ante el presidente Iván Duque, el sector liderado por Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería, ha firmado el acuerdo de TSM, el pacto de compromiso de sostenibilidad que crearon las mineras en Colombia. Es un paso clave para la industria extractiva. Significa pasar del concepto de filantropía (hago el bien) al de sostenibilidad (me comprometo, mis compromisos se pueden medir, van a ser públicos y los voy a debatir con stakeholders).
Antes de esta firma he intervenido como ponente con la conferencia “Reputación y valor en tiempos de incertidumbre”. Estamos en un momento de cambio radical. El covid ha acelerado muchos procesos. Tras la crisis sanitaria, el mundo se ha enfrentado a una económica y ahora hay que gestionar otra: la medioambiental. Y ello cuando la sociedad ha cambiado y se ha hecho activista. La sociedad abraza banderas, casusas sociales y medioambientales… Causas que no son solo voces: movilizan a la población, que sale a la calle, paralizan países y convierten en graves crisis las proclamas que prendieron en las RRSS.
Además, según estudios, estamos ante una gran parte de la ciudadanía que elige voluntariamente formar parte de lo que llamaríamos ‘pobreza informativa’. Muchos no conocen la palabra algoritmo, pero saben que Google no es neutro. No creen en políticos, empresas ni en los medios… Y en vez de contrastar la información, renuncian a ella. Y se refugian en las personas. Recurren a su círculo de confianza. A sus amigos, a su familia. Pero confunden el círculo de confianza con los grupos de Whatsapp y redes sociales cercanas. Y por mucho que la foto, el video o la frase llegue en el Whatsapp de un amigo, no es información de primera mano. Y muchas veces es información manipulada.
“Demagogia es una estrategia utilizada para conseguir el poder político, que consiste en apelar a juicios, emociones, miedos…” leía en el Congreso de Minería el presidente Duque.
Ante este reto, ¿qué hacer? Los datos muestran que las empresas percibidas como contaminantes pierden valor en bolsa. Las que se posicionan como medioambientalmente comprometidas multiplican su valor hasta por mil. Tesla vale en bolsa el triple que Volkswagen y Toyota juntos. Pese a que los beneficios de Volkswagen y Toyota son 30 veces superiores.
Estamos ante una disyuntiva. Aceptamos que estamos en el bando corredor o lanzamos una promesa, un propósito que permita crear un nuevo océano azul. Es el momento de sentirse orgulloso y dar un paso adelante. Porque el mundo lo pide, Colombia lo necesita y es la gran oportunidad para crear valor para empleados, ciudadanos, país y accionistas.
Pronto vamos a ver cómo Coquecol, una de las tres mineras con mejor reputación en Colombia va a anunciar su nuevo propósito. Hace solo dos años que Omar González compró la compañía, que ha pasado de 100 a 1.200 empleados. “Yo me exijo, yo me comprometo y yo contagio”, afirma. No solo da un paso al frente en compromiso social y medioambiental, asume la bandera del cambio. Ese cambio ha dado un paso al frente en este Congreso, donde la minería ha dicho que quiere sentir y transmitir el orgullo de contribuir y ser mejor. Revisando todo y con el compromiso de demostrarlo. No se trata de ponerse medallas, sino de liderar el cambio. Y justo antes de la cumbre de Glasgow, la ‘COP 26’. Desde la minería se puede ser gran activista del cambio social y medioambiental.