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Vivimos una era de sobreinformación. Recibimos hasta 6.000 impactos diarios a través de un creciente número de canales como redes sociales, radio o televisión. Una realidad que las empresas deben gestionar en un contexto en el que la desinformación gana terreno y los intangibles de una marca pueden representar el 60% de su valor; más que los propios productos o servicios.
Por tanto, en 2025, la comunicación se presenta tan compleja como apasionante. Estos son algunos de los retos a los que nos enfrentaremos; más de uno ya estaba en agenda, pero la necesidad de encontrar soluciones se acelera.
1.- Controlar el relato se ha convertido en todo un reto. Para conseguirlo lo mejor es ser proactivo, tomar la iniciativa y participar en la conversación pública. Es verdad que estar fuera del debate es una opción -hay marcas que han abandonado X-, pero nunca puedes dejar de monitorizar, escuchar y saber qué se dice de ti allí donde están tus grupos de interés. Si tú no estás o nadie defiende tu posición en la conversación, otro ocupará tu lugar. Además, cambian las reglas del juego: las principales redes rebajan sus criterios ante las fake news y reducen medios para verificar noticias.
2- Pasar del ‘storytelling’ al ‘storydoing’ es imprescindible. Hay que generar conexión con nuestros grupos de interés a través de la acción. Ya no basta con contar historias; ahora las marcas deben demostrar sus valores y propósitos a través de hechos. La coherencia entre lo que una marca dice y hace es lo que realmente genera confianza en sus públicos. Además, el lenguaje inclusivo, la tolerancia o los valores emergentes también nos definen. Sin olvidar que el cambio empieza por dentro; primero generar cultura interna, y luego proyectarla al exterior.
3- Generar impacto gracias a la creatividad y al mensaje. Somos uno más entre millones. No se trata de gritar o hacer ruido, sino de dejar huella. Se necesita talento y propuestas innovadoras para captar la atención de nuestra audiencia; diseñar experiencias que nuestro público quiera compartir y transformar el interés en actividad. Además, por supuesto, de herramientas para medir y optimizar la eficacia de cada paso del proceso.
4- Conseguir que la IA hable bien de nosotros. Desde la creación de contenidos personalizados hasta el análisis de datos en tiempo real, la IA generativa está innovando las estrategias de comunicación. Y solo es la punta del iceberg. La IA está transformando la forma en que tomamos decisiones. Las propias empresas están desarrollando modelos de toma decisiones en su negocio basados en IA. Y los consumidores cada vez tomamos más decisiones consultando chatbot y aplicaciones de IA, en las debemos conseguir que las respuestas que ofrecen sean correctas y alineadas con nuestra identidad.
5- Saber actuar ante crisis de comunicación en aumento, y que antes o después afectarán a nuestra marca. La clave está en minimizar sus efectos con escucha activa y capacidad de anticiparse a los problemas antes de que escalen. Lo mejor para no cometer errores es ser transparentes y auténticos, y en caso de equivocarnos, admitir el fallo y rectificar, porque los ciudadanos toleran los errores pero no la mentira.
En 2025 el mundo seguirá cambiando y nuestra manera de comunicar también. Quizá el primer paso para tener éxito en esta transformación es entender que destinar recursos y talento a la comunicación se traduce en competitividad; y que cada nuevo reto debe abordarse con actitud y creatividad, como una oportunidad para conectar más y mejor con nuestros públicos.