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Analistas 17/03/2020

Tensiones de liquidez y crédito

Nelson Vera
Economista
Analista LR

Conforme avanza el contagio global del coronavirus, el consenso del mercado se ha ido moviendo hacia un escenario de recesión en las economías desarrolladas. Luce cada vez más probable el escenario estresado de bajo crecimiento global de 1,5% en 2020 del que hablara la Ocde apenas dos semanas atrás.

Acertadamente, las autoridades monetarias han reiterado que su principal contribución para enfrentar el complejo choque dual (oferta-demanda) del coronavirus proviene de asegurar adecuados niveles de liquidez, salvaguardando el canal del crédito. En su conferencia de emergencia del pasado domingo, el director del Fed, Powell, enfatizó sus acciones en el frente de liquidez (vs. la reducción de 100pbs en su tasa), dadas las tensiones en mercados clave de Tesoros, activos hipotecarios y papeles-comerciales. Allí cabe mencionar (entre otras medidas): i) mayor intervención en el mercado de repos y uso de su ventanilla de descuento; ii) mayores cupos de swaps de dólares con Bancos Centrales globales (reduciendo también el costo de acceso); y iii) reinicio de los paquetes de inyecciones de liquidez mediante compra de Tesoros a lo largo de toda “la curva” (US$500.000 millones) y activos hipotecarios (US$200.000 millones). En este último punto, se mantuvo reticencia a llamarlos QE (aunque difícilmente esa medida difiere del QE1 de 2008-2009, cuando se buscaba revivir mercados hipotecarios paralizados).

Fue claro Powell al decir que la acción del Fed es solo una arista de la requerida respuesta de política pública. Es urgente lograr estímulos fiscales, en primera medida, dirigidos a los temas de salubridad y, en segunda medida, para contener (parcialmente) el colapso de la demanda agregada. Por ahora, los mercados siguen nerviosos pues no luce claro cuál será el deterioro de los subyacentes fundamentales, inherentemente ligados a la curva de contagio.

Hay que tener claridad en qué puede (y qué no puede) hacer la política monetaria, especialmente cuando el desafío subyacente es de salubridad. Las reducciones en tasas de interés solo podrán proveer un moderado estímulo a la demanda una vez se estabilicen dichos fundamentales (de allí el descalabro de los mercados). De allí, que persistan los temores por haberse gastado la última bala monetaria en tasas de interés prematuramente (cuando poco efecto tendrán), ver El Erian, 2020.

En Colombia estamos en una etapa más temprana de afectación tanto en salubridad como en daño económico. Aquí cabe aplaudir la respuesta del Banco de la República (BR), tomando decisiones pausadas y con énfasis en suplir potenciales faltantes de liquidez (tanto en dólares como en pesos y ampliando entidades y activos calificables como colateral para el acceso a dichas ventanillas). En los frentes de tasa de interés, ya hemos comentado cómo las presiones cambiarias y los faltantes externos por ahora no dan espacio para reducciones desde los actuales niveles de 4,25%.

Ha pasado algo inadvertido, pero también cabe destacar el buen parte dado por el BR-SFC del estado del sistema financiero colombiano. Si bien se tienen algunas sobre-expansiones en el crédito de consumo, se observan adecuados niveles de liquidez (IRLs) - capital (solvencia) y con cubrimiento de sus provisiones a niveles de 140%.

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