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ANALISTAS 12/07/2025

Más allá del ritmo: cómo el turismo musical puede impulsar el desarrollo y la identidad de Colombia

Natalia Bayona
Directora Ejecutiva ONU Turismo
NATALIA BAYONA
La República Más

Cuando preguntamos a nivel internacional acerca de lo que la gente conoce de Colombia y su música, vienen a la mente ritmos como la salsa o el vallenato y artistas como Shakira, Carlos Vives, Maluma o Karol G. Esto es sin duda, el resultado del talento, el esfuerzo y muchos años de posicionamiento.

Detrás de la música existe toda una industria que representa los ritmos, las personas, los conciertos, eventos y demás eslabones vinculados al mundo del espectáculo, pero, sobre todo, al ser parte de nuestra identidad, es una industria creativa que promete potenciar lo más humano que llevamos dentro: nuestro sentir y cómo expresarlo a través de un baile o una canción.

La música no es solo arte, también es desarrollo. Este sector representa el 3% del PIB global y emplea cerca de 50 millones de personas. No es menor. Según Grand View Research, la industria musical está valorada en US$97 billones y se espera que alcance los US$268 billones en 2030, con un crecimiento anual del 19%.

Es una industria que crece aceleradamente al igual que el turismo, quién ha alcanzado cifras récord con 1.4 billones de viajeros internacionales en 2024 y una proyección de crecimiento del 5% para este año.
Soy una convencida que en esta transformación en el futuro del trabajo que se viene dando gracias al crecimiento acelerado de las nuevas tecnologías, las humanidades cobrarán más fuerza.

La gente quiere tener experiencias únicas, memorables, aprender, conocer de otras culturas, volver a sus raíces y sin duda, aquí la intersección entre turismo y música genera una oportunidad que no hay que dejar pasar en Colombia.

El turismo musical se entiende como un eslabón dentro del turismo cultural y trae consigo el desarrollo de eventos, la marca de un país e innovación en la manera de crear nuevas experiencias.

Cuando de eventos musicales se trata, la presencia física sigue siendo una de las experiencias culturales más valoradas por el público. Una encuesta de Digital Media Trends mostró que el 57% de las personas prefiere asistir a un concierto en vivo antes que ver una película o un partido de fútbol.

Por otro lado, el turista musical gasta, en promedio, un 30% más que uno convencional. Ese dato nos habla de un segmento con alto impacto en el turismo, capaz de dinamizar la economía de manera integral: desde el hotelería y el transporte, hasta la gastronomía, la moda, el arte y los pequeños negocios.

Colombia, sin lugar a ninguna duda, es un país con talento. Hoy, puedo decir que es reconocida como una potencia musical a nivel mundial. En el 100% de mis viajes por el mundo, siempre alguien está escuchando a algún artista colombiano y preguntándose que hay detrás del país que inspiro esas letras musicales.

Justo por esta razón, hay que crear un producto turístico que haga recorrer y vivir a los extranjeros todas estas letras musicales a través de rutas con un relato que posicione al país en el imaginario de la gente. Qué hay detrás de la tierra del olvido? Del barrio Provenza para Karol G? o de Cali y las escuelas en los barrios populares para aprender salsa?

Aparte de nuestros artistas, el país tiene otra ventaja competitiva: más de 250 festivales musicales al año, que no solo celebran nuestras raíces tradicionales -como el Festival de la Leyenda Vallenata o el Petronio Álvarez- sino también apuestan por lo contemporáneo, como Rock al Parque o Estéreo Picnic. Estos eventos no solo atraen a cerca de 5 millones de asistentes al año (200 mil de ellos internacionales), también son plataformas de promoción territorial y generación de empleo.

Si cada festival se articula con otras experiencias culturales -rutas gastronómicas, circuitos creativos, turismo sostenible- podemos ampliar su impacto económico y social. En destinos que han apostado por hospedar festivales musicales, las visitas a museos y galerías crecieron hasta un 30% durante los eventos. La clave está en pensar más allá del espectáculo: integrar la música con el territorio, la innovación y la educación.

Mis recomendaciones para consolidar el turismo musical son: primero, trabajar activamente con una red de embajadores musicales. Segundo, fortalecer la educación para capacitar con el mismo mensaje sobre el posicionamiento que queremos dar del país a nivel mundial.

En tercer lugar, internacionalizar aún más los eventos musicales que ya existen trayendo artistas de países como Corea, Indonesia, África para conectar nuestra historia con nuevos mercados. Finalmente, crear un centro de innovación para promover la creación y fortalecimiento de emprendimientos enfocados en preservar nuestra música y darla a conocer a través del turismo.

El turismo es un vehículo de cohesión social y desarrollo económico. Hoy debemos pensar dónde queremos ver al país en 20 años y cómo marcar una diferencia a través de lo que realmente nos hace únicos: nuestra gente.

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