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Analistas 20/04/2023

Avalancha en el Congreso

Mauricio Santa María
Presidente de Anif

Todos los gobiernos llegan para algo y este llegó para cambiar. Así lo ha dicho y para eso fue elegido, pero no por eso deja de preocuparnos profundamente la avalancha de reformas que recibió el Congreso en las últimas semanas. Al trámite del Plan Nacional de Desarrollo se le sumaron la reforma a la salud, la reforma a las pensiones y la reforma laboral. Todas al mismo tiempo.

¿Tiene el Congreso la capacidad de analizar, debatir y finalmente tomar decisiones sobre todos estos temas simultáneamente? Lo veo enredado. Es clarísimo, y lo sé por experiencia propia, que tramitar tantas reformas estructurales en tan corto tiempo, no deja espacio suficiente para una discusión profunda.

Y es que el problema es muy grave porque son reformas de gran peso que deben ir en la dirección correcta, porque afectan profundamente la vida y el bienestar de todas las personas, y la afectan hoy y durante los próximos 30 años. El cambio no se debe hacer solo por el cambio, se debe hacer para mejorar.

Doy el ejemplo de la reforma a la salud que, como las otras, no solo tiene impactos en términos de eficiencia y gasto público -el gasto público en salud es el más grande de todos-, sino principalmente en términos de bienestar para la población. Si el sistema de salud retrocede y perdemos los avances de las últimas tres décadas, es la gente quien va a sufrir.

Hoy en día, ocho millones de personas en Colombia están en tratamiento de alto costo por cáncer, diabetes, problemas renales o de corazón, y ellos aún no tienen claro cómo sería su transición, por nombrar solo uno de los problemas que hemos identificado del proyecto de ley. ¿El actual sistema de salud necesita ajustes? Sí. ¿Existen problemas que hay que arreglar? Sí. Pero borrar el sistema de un tacazo es poner en riesgo la salud de los colombianos.

En el caso de la pensional, es claro que debemos avanzar en cobertura, equidad y sostenibilidad. Sin embrago, todavía hay puntos que se deben debatir con juicio para poder garantizar una vejez digna para los colombianos. Y lo mismo pasa con la laboral. Necesitamos atacar los problemas estructurales del mercado de trabajo, acabar con las barreras para la creación de empleo y disminuir la informalidad.
En conclusión, el país sí necesita ajustes y reformas.

Lo hemos estado pidiendo. Pero, de nuevo, las que se proponen son reformas de gran peso que necesitan del tiempo suficiente para ser analizadas y debatidas con detalle, y como vamos será muy difícil lograrlo.
Por último, pero igualmente importante, hay que decir que tantas reformas simultáneas no solo crean un ambiente político complejo, también generan gran incertidumbre.

Para la gente es difícil procesar tantos anuncios -a lo ya mencionado se suman las políticas hacia el sector de hidrocarburos y hacia los subsidios de vivienda, entre otros- y en medio de una transición como en la que nos encontramos, hay gran expectativa de si todo esto resultará bien o mal hacia el futuro. En últimas, ese miedo y esa incertidumbre se traspasa a la economía. Los mercados, que sí existen y no son un invento de los economistas, ya nos lo han demostrado.

Más allá de si el Gobierno es de izquierda, de centro o de derecha, la variedad, la cantidad y la sustancia de los anuncios son demasiado grandes y terminan por agobiar a cualquiera, lo que dificulta que el país pueda pasar por esa transición con tranquilidad.

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